No sé por qué estoy escribiendo esto, no tenía muchas ganas. Lo cierto es que el jueves de la semana pasada tuve un accidente de tránsito. Pude haberme matado, las personas que vinieron a socorrerme desde la ruta me miraban atónitas porque no podían creer que estuviese viva, sin rasguñaduras y el auto con apenas unos abollones.
Fué la experiencia más brutal que haya vivido en mi vida. Horas después sentía que una fuerza me obligaba a seguir adelante, una angustia espantosa y un dolor seco me atravesaba de un lado al otro. El médico dijo que era efecto de la presión del cinturón de seguridad.
Minutos antes había orado llegar a mi trabajo y Dios hizo lo que pudo, fué mi culpa, mordí la banquina cuando quise bajarme de ella y perdí el control del auto. Espantoso. Energético. Maléfico. Podría haber matado a alguien y sólo volé unos metros y rompí un árbol.
Existen casos de personas que luego de un accidente brutal del que han salido ilesos comienzan a creer que son superhéroes, o irrompibles. Yo sentí la muerte tan cerca, que me siento más frágil que nunca.
Al día siguiente fuimos con Markus a Jumbo, a comprar una valija para hacer un viaje.
Vi a un niño fotografíándose con Papá Noel, apreté a mi novio con fuerza y le agradecí a Dios seguir viviendo para compartir con mis amores: Markus, Benjamín, mis padres, Pablito.....lloré.
Un espacio con historias reales, ficticias, de amor, propias y ajenas. Donde intento con mis palabras servir de ayuda a alguien que lo necesite.
Cuando me refiero a amor, pienso en todos sus tipos. Erich Fromm describe cuatro: el fraternal, maternal, erótico y el religioso. De a poco, este blog se va llenando de historias que intentan abarcar a todos.
lunes, 13 de diciembre de 2010
jueves, 23 de septiembre de 2010
Voy y vuelvo
Es extraño, las musas de la inspiración no me visitan hace bastante tiempo. Pero ya volveré a escribir.
Abrazos
Abrazos
martes, 27 de abril de 2010
Desde el dolor
Escribo desde el dolor.
Veo la imagen que se proyecta en la pantalla de la computadora y me devuelve un rostro hinchado, cansado y triste. Esa soy yo por estos días. No voy a caer en el lugar común de que "oh! esa no soy yo", porque si, por Dios que soy.
Llego a una conclusión, desde donde estoy. El mundo no soporta a la Guacolda sonriente, tranquila, creativa y bondadosa. Es una amenaza, no se a qué, pero lo es.Tampoco a la triste, lo asusta, lo intimida, no le agrada. A ambas la quieren lejos, estorba.
Desde el balcón escucho el sonido de una obra en construcción. Masas, martillos y un canto. No alcanzo a escuchar qué dice el obrero, trabaja y canta. Un cántico que se asemeja a algo tribal, tranquilo, sin un ritmo establecido....horas, así.
Si esta entrada les molesta, lo siento, la vida es dual a veces, las personas también. Pronto, espero volver a escribir cosas más llenas de vida.
Repudiénme, envídienme, aliénenme, quiéranme si gustan. Entiéndame SI PUEDEN, que yo ya empecé a quererme así, triste.
Por estos días la obra en construcción y el canto del obrero me recuerdan que afuera la vida, sigue igual.
Veo la imagen que se proyecta en la pantalla de la computadora y me devuelve un rostro hinchado, cansado y triste. Esa soy yo por estos días. No voy a caer en el lugar común de que "oh! esa no soy yo", porque si, por Dios que soy.
Llego a una conclusión, desde donde estoy. El mundo no soporta a la Guacolda sonriente, tranquila, creativa y bondadosa. Es una amenaza, no se a qué, pero lo es.Tampoco a la triste, lo asusta, lo intimida, no le agrada. A ambas la quieren lejos, estorba.
Desde el balcón escucho el sonido de una obra en construcción. Masas, martillos y un canto. No alcanzo a escuchar qué dice el obrero, trabaja y canta. Un cántico que se asemeja a algo tribal, tranquilo, sin un ritmo establecido....horas, así.
Si esta entrada les molesta, lo siento, la vida es dual a veces, las personas también. Pronto, espero volver a escribir cosas más llenas de vida.
Repudiénme, envídienme, aliénenme, quiéranme si gustan. Entiéndame SI PUEDEN, que yo ya empecé a quererme así, triste.
Por estos días la obra en construcción y el canto del obrero me recuerdan que afuera la vida, sigue igual.
domingo, 14 de marzo de 2010
31 años en el Valle, sin vergüenza
07 junio de 2007
Hola queridos/as:
aquí me tienen otra vez, es que últimamente quiero compartir lo que pienso y escribo tonteras en este espacito que encontré.
Me comentaba mi mamá anoche durante la cena, que con papá cumplían 31 años de haber llegado a Neuquén.
Hice una retrospección y pensé "cuánto tiempo", "cuánto han logrado", "estoy orgullosa". Pero también, "qué cantidad de inmigrantes chilenos que hay en el Valle".
Claro, la colonia más grande de chilenos en el exterior está aquí. Y seguí pensando.
Entre los compañeros de colegio que tenía, sólo yo era "confesa" hija de chilenos. Claro, me sentía única representante (me río) y un poco sola. Pero con el tiempo después de terminado el colegio, varios/as comentaron muy casualmente, entre tertulias, tener familiares, abuelos y algunos padres chilenos.
Algo similar seguí observando en el entorno, en mis alumnos (terciarios y secundarios) y también en el trabajo. Tienen vergüenza. Evidentemente la sociedad estableció clases de inmigrantes (somos un país producto de inmigraciones recientes) y ser chileno o descendiente pareciera dejarlo a uno en una clase bastante inferior. Es mejor que no se note la procedencia, se esconde un apellido mapuche, un sonsonete, se maquillan términos típicos, no se habla de los familiares ni tampoco del último viaje que se hizo para el otro lado (de la Cordillera). Todo lo contrario que el resto de las colectividades, no?. Bueno, mis queridos, no es raro.
Mis papás hablan con su sonsonete achilenado, no se nacionalizaron argentinos y trabajan como bestias, aún hoy. En definitiva no tienen de qué avergonzarse.
Les dejo un abrazo, y espero como siempre sus visitas.
sábado, 13 de marzo de 2010
Libros
"¿Y este mamá, puedo este?", le preguntó la niñita a su mamá mirándola hacia arriba. La señora hojeó el libro, miró la contratapa y con una mueca risueña, movió la cabeza hacia los dos lados diciendo "no, es para grandes". La niñita se encojió de hombros, volteó su melena negra casi ofuscada, dió media vuelta y dejó el libro en la repisa del supermercado. Siguió buscando con su criterio alguno que pudiera leer.
"Es que me gustan así, grandes", le decía y batía las hojas de la primera a la última. "Ya no quiero libros con dibujos y de poquitas hojas, mamá". Serenamente buscó otro libro en la estantería mientras su mamá, al igual que yo, esperaba su turno en la carnicería del supermercado.
No sé cómo fue que empecé a leer, la verdad, porque los libros que habían en casa distaban mucho de ser para niños. Había todo tipo de temática, desde la Metamorfosis de Kafka hasta Mecánica Popular, una enciclopedia que coleccionaba mi padre. Ah, ahora que recuerdo me gustó mucho una colección "Juvenil de Reader's Digest" que mi madre conservaba de su juventud. Eran unos libros gordos, forrados de una tela texturada y con letras doradas en el lomo. Así que leí Mujercitas, Tom Sawyer, El Capitán Escarlata, El Llamado de la Selva y seguro que algunos más que no recuerdo. Siempre bajo la tutela de "lo que podía". Y parece que fué así que empecé a leer, de todo.
Pero nunca voy a olvidar esta anécdota que aún hoy me hace sonrrojar, un traspié de la vigilancia ultra-cerrada de mis padres hacia mi hermano y yo.
No sé por qué a mi padre le había dado un ataque de adquirir cosas usadas ("cachureos"), así que andaba buscando libros de segunda o tercera mano. Una mañana de sábado fuimos a una librería de usados, una de tantas que hubo en Neuquén y no sobrevivió más de un verano. Miramos como media hora los libros ajados desordenados sobre unas mesas improvisadas. Bueno, algo característico que tiene mi padre es que cuando le da el "apuro" todos tenemos que partir detrás de él, así que le dió su apuro y yo agarré el primer libro que encontré y que me gustó porque tenía una tapa con dibujos a colores de personas. Fuimos a la caja. El había elegido unas Selecciones de Reader´s digest del año de la cocoa y algunos libros de ajedrez. "Yo llevo este papá, le dije". El agarró mi libro y junto con los de él, pagó todo y nos fuimos rapidito.
A la tarde empecé a leer mi libro tirada en la cama boca arriba, alternando con la cabeza colgando y el libro en el suelo, de costado, en todas posiciones, porque lo empecé y no salí de ahí hasta que lo terminé. Era la historia de un hombre que trabajaba en una empresa fúnebre, tenía toques eróticos descriptos de una forma muy real. El protagonista era el encargado de maquillar y peinar a los muertos durante la preparación para el velatorio. Con algunos muertos, incluso, tenía relaciones sexuales. Describía muy vivamente sus encuentros sexuales con una compañera de trabajo.
Bueno, no entendí hasta muchos años después casi todos los pasajes de ese libro, claro ¿cómo iba a entender con mi cabecita de 9 años? Lo más cómico de todo fue que mi padre nunca se enteró del libro que me compró esa mañana. Parece que aún hoy no sabe que ese "libro cochino" está colado en su desordenada biblioteca.
Así que no pude sino empatizar con la señora de la carnicería porque me pareció muy acertado vigilar el contenido de los libros de su pequeña. En la niña, descubrí esa chispa exquisita de voracidad intelectual de algunos chicos pero a la vez la desilusión de reconocer que a los 8 años uno no "debe" saber todo.
"Es que me gustan así, grandes", le decía y batía las hojas de la primera a la última. "Ya no quiero libros con dibujos y de poquitas hojas, mamá". Serenamente buscó otro libro en la estantería mientras su mamá, al igual que yo, esperaba su turno en la carnicería del supermercado.
No sé cómo fue que empecé a leer, la verdad, porque los libros que habían en casa distaban mucho de ser para niños. Había todo tipo de temática, desde la Metamorfosis de Kafka hasta Mecánica Popular, una enciclopedia que coleccionaba mi padre. Ah, ahora que recuerdo me gustó mucho una colección "Juvenil de Reader's Digest" que mi madre conservaba de su juventud. Eran unos libros gordos, forrados de una tela texturada y con letras doradas en el lomo. Así que leí Mujercitas, Tom Sawyer, El Capitán Escarlata, El Llamado de la Selva y seguro que algunos más que no recuerdo. Siempre bajo la tutela de "lo que podía". Y parece que fué así que empecé a leer, de todo.
Pero nunca voy a olvidar esta anécdota que aún hoy me hace sonrrojar, un traspié de la vigilancia ultra-cerrada de mis padres hacia mi hermano y yo.
No sé por qué a mi padre le había dado un ataque de adquirir cosas usadas ("cachureos"), así que andaba buscando libros de segunda o tercera mano. Una mañana de sábado fuimos a una librería de usados, una de tantas que hubo en Neuquén y no sobrevivió más de un verano. Miramos como media hora los libros ajados desordenados sobre unas mesas improvisadas. Bueno, algo característico que tiene mi padre es que cuando le da el "apuro" todos tenemos que partir detrás de él, así que le dió su apuro y yo agarré el primer libro que encontré y que me gustó porque tenía una tapa con dibujos a colores de personas. Fuimos a la caja. El había elegido unas Selecciones de Reader´s digest del año de la cocoa y algunos libros de ajedrez. "Yo llevo este papá, le dije". El agarró mi libro y junto con los de él, pagó todo y nos fuimos rapidito.
A la tarde empecé a leer mi libro tirada en la cama boca arriba, alternando con la cabeza colgando y el libro en el suelo, de costado, en todas posiciones, porque lo empecé y no salí de ahí hasta que lo terminé. Era la historia de un hombre que trabajaba en una empresa fúnebre, tenía toques eróticos descriptos de una forma muy real. El protagonista era el encargado de maquillar y peinar a los muertos durante la preparación para el velatorio. Con algunos muertos, incluso, tenía relaciones sexuales. Describía muy vivamente sus encuentros sexuales con una compañera de trabajo.
Bueno, no entendí hasta muchos años después casi todos los pasajes de ese libro, claro ¿cómo iba a entender con mi cabecita de 9 años? Lo más cómico de todo fue que mi padre nunca se enteró del libro que me compró esa mañana. Parece que aún hoy no sabe que ese "libro cochino" está colado en su desordenada biblioteca.
Así que no pude sino empatizar con la señora de la carnicería porque me pareció muy acertado vigilar el contenido de los libros de su pequeña. En la niña, descubrí esa chispa exquisita de voracidad intelectual de algunos chicos pero a la vez la desilusión de reconocer que a los 8 años uno no "debe" saber todo.
El heroísmo de las mujeres indígenas (por Carmen Hernandez)
Les dejo esta nota, espero que la disfruten
http://ukhamawa.blogspot.com/2009/10/heroismo-de-las-mujeres-indigenas.html
http://ukhamawa.blogspot.com/2009/10/heroismo-de-las-mujeres-indigenas.html
viernes, 5 de marzo de 2010
Pijama party
Se reunieron a eso de las 21:00, cuando aún quedaban unos pocos rayos de sol tiñendo el polvoriento poniente de naranja. Cada una llevó algo para comer: una pizza, tapaditos de pollo, sopaipillas. En realidad, lo que pudieron cocinar con lo que “pillaron” en la casa ya que los víveres eran cada vez más escasos. La consigna era llevar velas y el pijama. La dueña de casa las esperaba en el portón con una sonrisa cómplice, de chancletas y bata de levantarse.
Para tomar se sirvieron algunas té, otras café y algunas un poco de pisco que había en la casa de la anfitriona. Se pusieron al día de los acontecimientos de los días anteriores. Ana, la dueña de casa, tenía por momentos ataques de risa nerviosa, quería olvidar por un rato. Contó historias de su juventud. De la vez que un alemán muy buen mozo se enamoró perdidamente de ella y del amor epistolar que vivió con su marido cuando aún eran novios y él debió ir a buscar la vida al norte. Pasaron las horas y las amigas disfrutaron la velada. Se confesaron ante una audiencia tranquila, empática y madura, compuesta por cuatro mujeres.
Cuando la tierra comenzó a remecerse todas recordaron por qué se habían reunido y esperaron unos segundos que en sus mentes fueron minutos interminables. No se miraron, se miraron por dentro. Tampoco sintieron pánico. La dueña de casa ni siquiera se preocupó por los objetos que podrían caer al suelo. El terremoto se había encargado de no dejar uno solo útil.
Para tomar se sirvieron algunas té, otras café y algunas un poco de pisco que había en la casa de la anfitriona. Se pusieron al día de los acontecimientos de los días anteriores. Ana, la dueña de casa, tenía por momentos ataques de risa nerviosa, quería olvidar por un rato. Contó historias de su juventud. De la vez que un alemán muy buen mozo se enamoró perdidamente de ella y del amor epistolar que vivió con su marido cuando aún eran novios y él debió ir a buscar la vida al norte. Pasaron las horas y las amigas disfrutaron la velada. Se confesaron ante una audiencia tranquila, empática y madura, compuesta por cuatro mujeres.
Cuando la tierra comenzó a remecerse todas recordaron por qué se habían reunido y esperaron unos segundos que en sus mentes fueron minutos interminables. No se miraron, se miraron por dentro. Tampoco sintieron pánico. La dueña de casa ni siquiera se preocupó por los objetos que podrían caer al suelo. El terremoto se había encargado de no dejar uno solo útil.
miércoles, 17 de febrero de 2010
Mujer-niña
14 julio 2007
Los ojos de mi madre son grandes, hermosamente oscuros y se iluminan cuando habla. El gesto que tienen es similar al de los niños juguetones, "se ríe con los ojos", me gusta esa expresión.
Lo juguetón de los adultos es una cualidad que rescato, siempre. En lo lúdico está la renovación, el optimismo y el goce de vivir, a mi parecer.
Recuerdo haber pasado tardes con Pablo y mamá jugando al "mono" en el patio de casa aún sin cerco perimetral de ladrillo. ¡Qué divertido! ella era uno de nosotros, hasta el pantalón corto le quedaba bien.
En una de mis entradas me divertí explicándoles un sentimiento adolescente, hoy les confieso que tampoco quiero despojarme de los recuerdos de la niñez.
Pero estaba hablando de mi madre. Esa "mujer-niña" que enamoró a mi padre está en ella todavía, a veces me sorprendo sintiéndome yo madre y ella hija, bello y extraño.
Hasta antes de fallecer mi abuela mantuvo un muñeco que era de mamá y había sido un regalo de cuando mis padres eran novios. Se llama Manolito, aún está en Santiago. Aparentemente mamá quiso dejar de ser niña y dejó ese muñeco en casa de sus padres cuando migró a Argentina, lo cierto es que con o sin muñeco María sigue siendo en parte niña. Juguetea con la comida y también cuando canta. A veces habla con los perros y el gato cuando los alimenta y parece divertida.
Los ojos de mi madre son bellos, ven algunas sombras y les molesta el sol, pero disimulan muy bien los malestares. Siguen lindos.
Cuando me veo al espejo encuentro los ojos de María, pero no a la "niña", se debe haber quedado en algún lado, perdida entre tanto estudio, tanto libro, tanto cálculo y tanto mundo de adultos.
Hasta la próxima mis queridos.
Semana dieciochera
16 septiembre 2007
Hoy fui a almorzar a casa de mis papás. Llegué de imprevisto. Noté una expresión de felicidad en ellos y muy buen ánimo, la casa estaba algo desordenada y ya había olor a comida.
Sobre un lavarropas de Pablo (aún embalado esperando se lo lleven a la cordillera), una bandera chilena extendida y en la televisión el Tedéum del 16 de septiembre por TVN.
Primero unas lágrimas quisieron escapárseme, luego una horda de recuerdos invadió mi mente....la "semana dieciochera", me dije.
Y comencé a recordar Santiago, florido también por esta época, con su cordillera aún con pequeñas cantidades de nieve en sus cumbres, las calles vestidas de bandas tricolores, su smog por las tardes...y su gente. Mis amigos y mi familia. Estos recuerdos ocupan un gran espacio de mi memoria y enriquecen mi pool de historias personales. Debo reconocer haber echado raíces en esa ciudad, era feliz en ella.
Los chilenos viven su Fiestas Patrias de una forma muy distinta a los argentinos, muy festivamente. Tienen casi una semana feriada por lo que se arman de provisiones para esta época, beben, comen y gastan muchísimo dinero en ropa y en "carrete"(fiestas y salidas). Sus pechos hasta parecieran más henchidos, respiran patriotismo.
Se produce tal clima de festividad que la felicidad abunda por todos lados. Esa felicidad se me contagiaba y podía percibirla, qué agradable.
Sentí esa sensación hoy en casa de mis padres, en sus rostros, en sus formas. Planearon con amigos y familiares juntarse a celebrar este martes 18 de Septiembre con empanadas de horno y Pisco Sour. Iré por supuesto, sin dudas.
Mis padres constituyen una pareja muy conflictiva, con problemas de salud graves y personalidades fuertes, han "superado" crisis económicas y sentimentales de formas que personalmente me cuesta comprender. A veces me detengo a pensar qué une a mis padres hoy y me es difícil hallar motivos. Sin embargo de a poco encuentro algunas luces en el camino, como la de hoy.
FELIZ 18 DE SEPTIEMBRE!!! tiqui tiqui ti!!!
PS: estoy subiendo por la columna de agua, me siento mucho mejor.
Hoy fui a almorzar a casa de mis papás. Llegué de imprevisto. Noté una expresión de felicidad en ellos y muy buen ánimo, la casa estaba algo desordenada y ya había olor a comida.
Sobre un lavarropas de Pablo (aún embalado esperando se lo lleven a la cordillera), una bandera chilena extendida y en la televisión el Tedéum del 16 de septiembre por TVN.
Primero unas lágrimas quisieron escapárseme, luego una horda de recuerdos invadió mi mente....la "semana dieciochera", me dije.
Y comencé a recordar Santiago, florido también por esta época, con su cordillera aún con pequeñas cantidades de nieve en sus cumbres, las calles vestidas de bandas tricolores, su smog por las tardes...y su gente. Mis amigos y mi familia. Estos recuerdos ocupan un gran espacio de mi memoria y enriquecen mi pool de historias personales. Debo reconocer haber echado raíces en esa ciudad, era feliz en ella.
Los chilenos viven su Fiestas Patrias de una forma muy distinta a los argentinos, muy festivamente. Tienen casi una semana feriada por lo que se arman de provisiones para esta época, beben, comen y gastan muchísimo dinero en ropa y en "carrete"(fiestas y salidas). Sus pechos hasta parecieran más henchidos, respiran patriotismo.
Se produce tal clima de festividad que la felicidad abunda por todos lados. Esa felicidad se me contagiaba y podía percibirla, qué agradable.
Sentí esa sensación hoy en casa de mis padres, en sus rostros, en sus formas. Planearon con amigos y familiares juntarse a celebrar este martes 18 de Septiembre con empanadas de horno y Pisco Sour. Iré por supuesto, sin dudas.
Mis padres constituyen una pareja muy conflictiva, con problemas de salud graves y personalidades fuertes, han "superado" crisis económicas y sentimentales de formas que personalmente me cuesta comprender. A veces me detengo a pensar qué une a mis padres hoy y me es difícil hallar motivos. Sin embargo de a poco encuentro algunas luces en el camino, como la de hoy.
FELIZ 18 DE SEPTIEMBRE!!! tiqui tiqui ti!!!
PS: estoy subiendo por la columna de agua, me siento mucho mejor.
Sin miedo (Santiago)
03 febrero 2007
Las tardes de fin de semana entre peatonales, lucen amarillas y calmas. Los santiaguinos han salido a las calles y han poblado las veredas anchas. Los faroles nuevos, acomodaron los rayos de luz a mi estatura, me acogen. Los varones se han sacado los trajes y las mujeres los tacos altos y la falda tubo. No puedo dejar pasar la oportunidad de decirles que estos habitantes están más relajados. O es mi sensación interna de sosiego que traspolo al exterior...no creo estar equivocada sobre lo que percibo. Realmente es así.
Segunda, o tercera tarde de caminata? de verdad que no lo recuerdo, podría esperar el otoño caminando por este Santiago sin miedo. Sería agradable sentir la brisa casi fría y esquivar las hojas de los árboles o prepararme para recibir algunas gotas de lluvia entre el concreto de los edificios.
Prefiero caminar en compañía si. Pero soy conciente que esta terapia de soledad será más reconstructiva si se mantiene así por un tiempo. Y mientras, sigo buscando en mi camino aquella mirada que me estremece cada célula y encrispa hasta el último de mis pelos...la he encontrado varias veces, pero he decidido dejarla pasar. Esos ojos son profundamente oscuros y brillantemente vivos.
Recorro mi historia mientras espero un semáforo verde y no recuerdo, les puedo asegurar, un día sin miedo: a la mirada inquisidora del adulto, al ladrón de la micro, al de la calle, a ser atropellada por no estar atenta, a la reprobación profesional.
HOY NO TENGO ESE MIEDO.
Créanme que esta ausencia es reconfortante.
Me siento extremadamente libre.
Las tardes de fin de semana entre peatonales, lucen amarillas y calmas. Los santiaguinos han salido a las calles y han poblado las veredas anchas. Los faroles nuevos, acomodaron los rayos de luz a mi estatura, me acogen. Los varones se han sacado los trajes y las mujeres los tacos altos y la falda tubo. No puedo dejar pasar la oportunidad de decirles que estos habitantes están más relajados. O es mi sensación interna de sosiego que traspolo al exterior...no creo estar equivocada sobre lo que percibo. Realmente es así.
Segunda, o tercera tarde de caminata? de verdad que no lo recuerdo, podría esperar el otoño caminando por este Santiago sin miedo. Sería agradable sentir la brisa casi fría y esquivar las hojas de los árboles o prepararme para recibir algunas gotas de lluvia entre el concreto de los edificios.
Prefiero caminar en compañía si. Pero soy conciente que esta terapia de soledad será más reconstructiva si se mantiene así por un tiempo. Y mientras, sigo buscando en mi camino aquella mirada que me estremece cada célula y encrispa hasta el último de mis pelos...la he encontrado varias veces, pero he decidido dejarla pasar. Esos ojos son profundamente oscuros y brillantemente vivos.
Recorro mi historia mientras espero un semáforo verde y no recuerdo, les puedo asegurar, un día sin miedo: a la mirada inquisidora del adulto, al ladrón de la micro, al de la calle, a ser atropellada por no estar atenta, a la reprobación profesional.
HOY NO TENGO ESE MIEDO.
Créanme que esta ausencia es reconfortante.
Me siento extremadamente libre.
Almas gemelas o almas temporalmente conectadas
30 noviembre 2007
Hola mis queridos:
esta es una entrada sin título al principio, aún no sé bien qué me moviliza sentarme a escribir. No tengo mucho para contarles. Solo compartirles una que otra sensación medio rara que aflora por momentos.
Estoy cansada de las frivolidades y no encuentro mi centro. Necesito volver a mi vida literaria nocturna en forma urgente y pensar impulsada por un motus impropio, trasladarme a lugares conocidos o descubrir nuevos.
Será un síntoma de soltería absoluta? Pienso que con un alma gemela sería más fácil o más llevadero?. Varias dudas.
Me cuestiono si en verdad existen las gemelas y me asusto porque pienso que no, creo que existen los compañeros eternos, pero no almas...las almas, creemos verlas por momentos, conectarnos con ellas también por momentos. Y estos pueden ser largos si, intermitentes también....eternos? estoy casi segura que no.
Y me asusto más, pero no me paralizo. Se supone que un romántico puede ver su alma solitaria conectada al Universo y lo padece. Estando sola físicamente puedo sentir más mi Universo, mucho más intenso, y padezco mi alma solitaria que no quiere encontrar su gemela por temor a perderla.
Y bien, este era mi sentimiento raro. Pude dilucidar mientras escribía.
Pongo título.
Hola mis queridos:
esta es una entrada sin título al principio, aún no sé bien qué me moviliza sentarme a escribir. No tengo mucho para contarles. Solo compartirles una que otra sensación medio rara que aflora por momentos.
Estoy cansada de las frivolidades y no encuentro mi centro. Necesito volver a mi vida literaria nocturna en forma urgente y pensar impulsada por un motus impropio, trasladarme a lugares conocidos o descubrir nuevos.
Será un síntoma de soltería absoluta? Pienso que con un alma gemela sería más fácil o más llevadero?. Varias dudas.
Me cuestiono si en verdad existen las gemelas y me asusto porque pienso que no, creo que existen los compañeros eternos, pero no almas...las almas, creemos verlas por momentos, conectarnos con ellas también por momentos. Y estos pueden ser largos si, intermitentes también....eternos? estoy casi segura que no.
Y me asusto más, pero no me paralizo. Se supone que un romántico puede ver su alma solitaria conectada al Universo y lo padece. Estando sola físicamente puedo sentir más mi Universo, mucho más intenso, y padezco mi alma solitaria que no quiere encontrar su gemela por temor a perderla.
Y bien, este era mi sentimiento raro. Pude dilucidar mientras escribía.
Pongo título.
Añoranzas
19 noviembre 2007
Me gustaría saber qué me produce la necesidad de volver mentalmente a ciertos lugares. Relaciono demasiados momentos traumáticos con ellos y sin embargo a veces siento una necesidad física de retornar.
El fin de semana, pude hacerlo. Pude desdoblarme a Ñuñoa y al Parque Forestal, una tarde apacible y solitaria. J.P. Alessandri con moras reventadas contra el suelo y los zapatos pegajosos. El Pedagógico y sus jardines extensos tras las rejas, sin caos ni bombas lacrimógenas. Yo, En PAZ y en SOLEDAD.
Mi casa a una cuadra del Estadio Nacional. Y una huída loca mientras tocaba Shakira.
De veras añoro una caminata por Providencia, y un paseo en micro hasta un shopping en Las Condes. Gentío en Estación Central, mugre, bulla, chilenidad.
Tengo una emisaria. A su retorno, conversaremos de la familia, del abuelo, de mis primos, del cáncer, de la muerte, de porotos granados!
Y llego al punto donde comienzo a entender mientras escribo. Si toda mi genética proviene de ese lugar, muchas de mis conexiones mentales fueron predeterminadas por afinidades paternas y maternas a Santiago. Años escuchando sobre una cultura y mamando de ella en forma cotidiana y también años de la realidad en carne propia. El Chile de mis padres, aquél de los 70 no es el mismo que el de ahora. Ni el que viví hace unos años.
Primos disfruten por mi estos lugares! los añoro cada tanto de una forma muy intensa!
Bonyi! hay mucho por disfrutar ahí afuera....SALE AL SOL tranquila....puedes descubrir lindos lugares junto a la Cane y Marcos. Imagina que estoy contigo y copuchamos juntas.
Sigo añorando, con los ojos llorosos.
Me gustaría saber qué me produce la necesidad de volver mentalmente a ciertos lugares. Relaciono demasiados momentos traumáticos con ellos y sin embargo a veces siento una necesidad física de retornar.
El fin de semana, pude hacerlo. Pude desdoblarme a Ñuñoa y al Parque Forestal, una tarde apacible y solitaria. J.P. Alessandri con moras reventadas contra el suelo y los zapatos pegajosos. El Pedagógico y sus jardines extensos tras las rejas, sin caos ni bombas lacrimógenas. Yo, En PAZ y en SOLEDAD.
Mi casa a una cuadra del Estadio Nacional. Y una huída loca mientras tocaba Shakira.
De veras añoro una caminata por Providencia, y un paseo en micro hasta un shopping en Las Condes. Gentío en Estación Central, mugre, bulla, chilenidad.
Tengo una emisaria. A su retorno, conversaremos de la familia, del abuelo, de mis primos, del cáncer, de la muerte, de porotos granados!
Y llego al punto donde comienzo a entender mientras escribo. Si toda mi genética proviene de ese lugar, muchas de mis conexiones mentales fueron predeterminadas por afinidades paternas y maternas a Santiago. Años escuchando sobre una cultura y mamando de ella en forma cotidiana y también años de la realidad en carne propia. El Chile de mis padres, aquél de los 70 no es el mismo que el de ahora. Ni el que viví hace unos años.
Primos disfruten por mi estos lugares! los añoro cada tanto de una forma muy intensa!
Bonyi! hay mucho por disfrutar ahí afuera....SALE AL SOL tranquila....puedes descubrir lindos lugares junto a la Cane y Marcos. Imagina que estoy contigo y copuchamos juntas.
Sigo añorando, con los ojos llorosos.
Bittersweet life
08 abril 2008
Estoy en esta silla preparando una reacción y pienso que este malestar deberá pasar pronto. En el otro laboratorio escucho algunas notas del piano de Jamie y deseo que esta saliva amarga se termine de una vez o que la cabeza deje de sentirla con machucones.
Extrañaré a Manuel, las visitas a Santiago no serán lo mismo sin él jugando a ser maître doméstico. ¡Qué guapo eras tío! Recordaré la última charla que tuvimos toda mi vida.
Otra nota alegre del piano de Jamie y siento el olorcito de Benjamín en su piel de papel, frágil como una mariposa que al tocarla pierde polvito de estrellas doradas.
Mi trabajo ha terminado, la reacción seguirá por su cuenta. Puedo volver al otro laboratorio a escuchar más música.
Estoy en esta silla preparando una reacción y pienso que este malestar deberá pasar pronto. En el otro laboratorio escucho algunas notas del piano de Jamie y deseo que esta saliva amarga se termine de una vez o que la cabeza deje de sentirla con machucones.
Extrañaré a Manuel, las visitas a Santiago no serán lo mismo sin él jugando a ser maître doméstico. ¡Qué guapo eras tío! Recordaré la última charla que tuvimos toda mi vida.
Otra nota alegre del piano de Jamie y siento el olorcito de Benjamín en su piel de papel, frágil como una mariposa que al tocarla pierde polvito de estrellas doradas.
Mi trabajo ha terminado, la reacción seguirá por su cuenta. Puedo volver al otro laboratorio a escuchar más música.
Detenerse
01 abril 2008
...a pensar, a reflexionar, a llorar, a dormir, a esperar en solitario. Dejar que la ola te pase por arriba y te zamarree un poco NO ES QUEBRARSE. NO es demostrar debilidad ni mucho menos. ES PROCESAR los altibajos (más los bajos que los otros) y a mi modo de ver la única forma de entender los problemas o sobreponerse a una crisis.
He intentado tapar muchas veces los tragos amargos con melazas momentáneas y me he encontrado años después (muchos) con huecos en la mente. Lagunas llenas de cisnes de cuello negro felices de la vida yendo de aquí para allá. Agujeros de queso cáscara colorada grandes como un departamento en Santiago o como la comuna de Ñuñoa, o peor aún, como 5 años y medio de vida universitaria.
La vida no es rosa, creo que es una mezcla cromática que en su síntesis resulta tirando a los marrones (el negro en los colores pigmentos) ¡y nunca al color de la pantera!
Disfruten del feriado mis queridos! abrazos
...a pensar, a reflexionar, a llorar, a dormir, a esperar en solitario. Dejar que la ola te pase por arriba y te zamarree un poco NO ES QUEBRARSE. NO es demostrar debilidad ni mucho menos. ES PROCESAR los altibajos (más los bajos que los otros) y a mi modo de ver la única forma de entender los problemas o sobreponerse a una crisis.
He intentado tapar muchas veces los tragos amargos con melazas momentáneas y me he encontrado años después (muchos) con huecos en la mente. Lagunas llenas de cisnes de cuello negro felices de la vida yendo de aquí para allá. Agujeros de queso cáscara colorada grandes como un departamento en Santiago o como la comuna de Ñuñoa, o peor aún, como 5 años y medio de vida universitaria.
La vida no es rosa, creo que es una mezcla cromática que en su síntesis resulta tirando a los marrones (el negro en los colores pigmentos) ¡y nunca al color de la pantera!
Disfruten del feriado mis queridos! abrazos
El pelo de Violeta
04 marzo 2008
Mientras estuve en Santiago visité la primer etapa de la exposición de arpilleras de Violeta Parra llamada "La Fiesta". Quedé encantada. Por la técnica y lo expresivo de los cuadros.
De todas formas, reconozco haber ido predispuesta a dejarme encantar, por el edificio, por la temperatura del lugar, por cada detalle de la obra. Y hasta por cada pequeño cartel explicativo con poesías o extractos de entrevista hechas a la cantante. Imágenes de papas, cebollas, mini-películas sin sonido en blanco y negro, adornaban las paredes de la sala.
Pero el centro de la muestra eran las arpilleras, pocas, 5 o 6, no más.
Son enormes. Nunca pensé que tanto.
Y coloridas.
Y perfectamente SIMPLES. Creo que es lo que más me llamó la atención. Cada figura está hecha de lanitas de colores, con puntadas de aguja que atraviesan la tela de arpillera.
Para examinar bien los cuadros, primero miré alrededor (para ver si estaba sola en la sala, lo estaba) y en un acto de arrojo me acerqué tanto como pude al vidrio de una de ellas, lo toqué con la nariz. Entre las lanitas, había un pelo, entretejido, larguísimo y medio castaño. Un pelo de Violeta.
Estas arpilleras fueron expuestas en el Louvre, con pelo y todo.
Me gustó mi hallazgo, encontré historia, biología, arte, simplicidad y magia en él.
Mientras estuve en Santiago visité la primer etapa de la exposición de arpilleras de Violeta Parra llamada "La Fiesta". Quedé encantada. Por la técnica y lo expresivo de los cuadros.
De todas formas, reconozco haber ido predispuesta a dejarme encantar, por el edificio, por la temperatura del lugar, por cada detalle de la obra. Y hasta por cada pequeño cartel explicativo con poesías o extractos de entrevista hechas a la cantante. Imágenes de papas, cebollas, mini-películas sin sonido en blanco y negro, adornaban las paredes de la sala.
Pero el centro de la muestra eran las arpilleras, pocas, 5 o 6, no más.
Son enormes. Nunca pensé que tanto.
Y coloridas.
Y perfectamente SIMPLES. Creo que es lo que más me llamó la atención. Cada figura está hecha de lanitas de colores, con puntadas de aguja que atraviesan la tela de arpillera.
Para examinar bien los cuadros, primero miré alrededor (para ver si estaba sola en la sala, lo estaba) y en un acto de arrojo me acerqué tanto como pude al vidrio de una de ellas, lo toqué con la nariz. Entre las lanitas, había un pelo, entretejido, larguísimo y medio castaño. Un pelo de Violeta.
Estas arpilleras fueron expuestas en el Louvre, con pelo y todo.
Me gustó mi hallazgo, encontré historia, biología, arte, simplicidad y magia en él.
El premio
18 diciembre 2007
De niña fui poco premiada por mis padres. Mis logros y los de mi hermano parecían no ser méritos sino obligaciones. Eran parte del desarrollo normal de ser una niña ejemplar y sobresaliente. Así que decidí planear "ser reconocida" a fin de año. Consensuamos una "anuada": suma de mesadas que se nos entregaba en época de vacaciones, utilizable sólo del otro lado de la cordillera. Registros del destino de estos fondos aparecen en este blog, en comentarios dejados por mi prima Bonyi: helados Sin Parar, mi primer cassette de Technotronics, conos de papas fritas, Chocman, revistas Tú, Bilz y Pap, ropa de Bellota y Fallabella, lentes de sol, etc, etc.
La figura del Premio siguió recurrente en mi vida: la licenciatura, la ingeniería, obtener un trabajo o un contrato, mudarme sola.
En mi adultez puedo mencionar los "auto-premios" eventuales que puedo hacer cuando el presupuesto lo permite. Estos consisten en alguna cena con amigas/os, un CD, un libro, un par de zapatos (¡cómo disfrutaría unos Jimmy Choo!), una tarde entera parloteando con mamá o una visita a Confluencia un domingo de ojeras matutinas.
Tan importante se volvió esta figura que lo incluí como conducta, comencé a premiar a alumnos, a pares, a amigos y cariños con muy bienes, espectaculares, copados y te quieros deslizantes. Jah!
Puedo diferenciar dos clases de premios entonces, los que la vida entrega y los que se hace uno mismo. Me complican los primeros, porque visualizo como award (no recuerdo sinónimo en castellano disculpen, suena mas pomposo también: Academy Award), eventos que tal vez no lo son....bah! o que no debería tomar como tales.
Me parece que tiene fundamento en el anhelo profundo de concreción: de metas, de hechos, de relaciones, de sensaciones.
Y FIN (no me enrroscaré más con este tema porque creo no ser la única que posee esta inquietud, "mal de muchos"....no me acuerdo como sigue....)
Mientras pueda, seguiré premiándome y premiando.
BESOS!
De niña fui poco premiada por mis padres. Mis logros y los de mi hermano parecían no ser méritos sino obligaciones. Eran parte del desarrollo normal de ser una niña ejemplar y sobresaliente. Así que decidí planear "ser reconocida" a fin de año. Consensuamos una "anuada": suma de mesadas que se nos entregaba en época de vacaciones, utilizable sólo del otro lado de la cordillera. Registros del destino de estos fondos aparecen en este blog, en comentarios dejados por mi prima Bonyi: helados Sin Parar, mi primer cassette de Technotronics, conos de papas fritas, Chocman, revistas Tú, Bilz y Pap, ropa de Bellota y Fallabella, lentes de sol, etc, etc.
La figura del Premio siguió recurrente en mi vida: la licenciatura, la ingeniería, obtener un trabajo o un contrato, mudarme sola.
En mi adultez puedo mencionar los "auto-premios" eventuales que puedo hacer cuando el presupuesto lo permite. Estos consisten en alguna cena con amigas/os, un CD, un libro, un par de zapatos (¡cómo disfrutaría unos Jimmy Choo!), una tarde entera parloteando con mamá o una visita a Confluencia un domingo de ojeras matutinas.
Tan importante se volvió esta figura que lo incluí como conducta, comencé a premiar a alumnos, a pares, a amigos y cariños con muy bienes, espectaculares, copados y te quieros deslizantes. Jah!
Puedo diferenciar dos clases de premios entonces, los que la vida entrega y los que se hace uno mismo. Me complican los primeros, porque visualizo como award (no recuerdo sinónimo en castellano disculpen, suena mas pomposo también: Academy Award), eventos que tal vez no lo son....bah! o que no debería tomar como tales.
Me parece que tiene fundamento en el anhelo profundo de concreción: de metas, de hechos, de relaciones, de sensaciones.
Y FIN (no me enrroscaré más con este tema porque creo no ser la única que posee esta inquietud, "mal de muchos"....no me acuerdo como sigue....)
Mientras pueda, seguiré premiándome y premiando.
BESOS!
"La vida es frágil"
25 marzo 2008
Después de mirar un largometraje sobre la vida y obra de Violeta Parra me mantuve por un tiempo tratando de entender por qué se quitó la vida. Esta pequeña mujer, sencilla y a la vez intelectual, expresiva y sensible, emprendedora y tenaz, decidió no quedarse en esta tierra.
De verdad no pude comprenderlo en un primer momento.
"¡Pero si fué tan fuerte! ¿acaso no pudo soportar un poco más?". Y la verdad es que no pudo o NO QUISO seguir luchando contra la corriente sola, sin recursos y sin amor.
La respuesta no la encontré yo, me la dió papá.
"La vida es muy frágil Diana", me dijo mientras almorzábamos.
Y tiene razón, es tan frágil que basta una acción para terminar con la vida propia o para quitársela a otro, o a varios. En el primer caso que es el que me preocupa ahora, la decisión de lanzarse de un balcón, de apretar el gatillo de un arma, de beber un veneno o un manojo de pastillas, de arrojarse contra el tránsito pareciera fácil de tomar. Pero este no es este al punto al que quiero llegar, creo. Al menos, no en esta entrada.
¿Quién es más valiente? el que decide dejar de vivir (y por lo general de sufrir) o los que decidimos quedarnos, padeciendo, disfrutando, sintiendo...VIVIENDO. Pues esto tampoco lo sé.
Solo puedo concluir que no puedo juzgar a nadie por quitarse la vida, pero tampoco alcanzo a comprender esta acción como solución a nada. Estoy casi segura que hay asuntos que no alcanzo a comprender, los motivos particulares de cada caso, por ejemplo.
Sin embargo sí podría emitir jucios sobre quiénes estaban en torno a Violeta y no pudieron acompañarla ni acoger sus dolores ni penas. Según los testimonios que pude ver en la película, todos sus amigos la recuerdan como una gran mujer, incluso avisoran qué haría ella por estos días.
Olvido algo, la soberbia exquisita de esta mujer y su "cabezadurez". En un reportaje una francesa amiga suya relató cómo la poeta, a la hora de la cena, se jactó de no tener hambre diciendo "ya me comí tu alma".
Es muy probable que sumida en la depresión y aún acompañada de seres queridos ella hubiese terminado con su vida de todas formas.
Después de mirar un largometraje sobre la vida y obra de Violeta Parra me mantuve por un tiempo tratando de entender por qué se quitó la vida. Esta pequeña mujer, sencilla y a la vez intelectual, expresiva y sensible, emprendedora y tenaz, decidió no quedarse en esta tierra.
De verdad no pude comprenderlo en un primer momento.
"¡Pero si fué tan fuerte! ¿acaso no pudo soportar un poco más?". Y la verdad es que no pudo o NO QUISO seguir luchando contra la corriente sola, sin recursos y sin amor.
La respuesta no la encontré yo, me la dió papá.
"La vida es muy frágil Diana", me dijo mientras almorzábamos.
Y tiene razón, es tan frágil que basta una acción para terminar con la vida propia o para quitársela a otro, o a varios. En el primer caso que es el que me preocupa ahora, la decisión de lanzarse de un balcón, de apretar el gatillo de un arma, de beber un veneno o un manojo de pastillas, de arrojarse contra el tránsito pareciera fácil de tomar. Pero este no es este al punto al que quiero llegar, creo. Al menos, no en esta entrada.
¿Quién es más valiente? el que decide dejar de vivir (y por lo general de sufrir) o los que decidimos quedarnos, padeciendo, disfrutando, sintiendo...VIVIENDO. Pues esto tampoco lo sé.
Solo puedo concluir que no puedo juzgar a nadie por quitarse la vida, pero tampoco alcanzo a comprender esta acción como solución a nada. Estoy casi segura que hay asuntos que no alcanzo a comprender, los motivos particulares de cada caso, por ejemplo.
Sin embargo sí podría emitir jucios sobre quiénes estaban en torno a Violeta y no pudieron acompañarla ni acoger sus dolores ni penas. Según los testimonios que pude ver en la película, todos sus amigos la recuerdan como una gran mujer, incluso avisoran qué haría ella por estos días.
Olvido algo, la soberbia exquisita de esta mujer y su "cabezadurez". En un reportaje una francesa amiga suya relató cómo la poeta, a la hora de la cena, se jactó de no tener hambre diciendo "ya me comí tu alma".
Es muy probable que sumida en la depresión y aún acompañada de seres queridos ella hubiese terminado con su vida de todas formas.
Misma dirección, distinto sentido
14 octubre 2007
Hoy me encontré realizando el mismo recorrido que hace dos semanas, caminado, con el sol ardiendo sobre mi negra cabecita y sin las gafas puestas, intentando lograr un bronceado facial parejo. Otro ánimo, sin euforia. Sin apuro para llegar a casa, desde lo de mis papás.
Hace dos semanas, llevaba en la billetera un recorte de diario con un aviso clasificado solicitando un biotecnólogo molecular. Dando saltos y con el corazón latiendo a ritmo acelerado comenté el acontecimiento a mis papás y salí disparada. Un tornado de esperanzas y visiones apresuradas de bienestar económico invadió mi completitud física y mental. Tenía que mandar en forma urgente ese correo con mi curriculum.
Las magnitudes físicas vectoriales poseen una direccón, un sentido y una magnitud que las define. Toda esta información es representada mediante un vector; dos vectores son iguales solo si cumplen con las tres condiciones anteriores.
Hace unas horas volví a casa tranquila, planeando tareas domésticas de fin de semana, agotada y con deseos de una siesta. Cumplí todo esto durante la tarde y salí nuevamente a caminar por el centro.
Dentro de mi maxi-bolso descansa completo el suplemento de clasificados sin hojear, supongo que mañana le echaré una mirada.
Abrazos! creo que en un rato vuelvo.
Hoy me encontré realizando el mismo recorrido que hace dos semanas, caminado, con el sol ardiendo sobre mi negra cabecita y sin las gafas puestas, intentando lograr un bronceado facial parejo. Otro ánimo, sin euforia. Sin apuro para llegar a casa, desde lo de mis papás.
Hace dos semanas, llevaba en la billetera un recorte de diario con un aviso clasificado solicitando un biotecnólogo molecular. Dando saltos y con el corazón latiendo a ritmo acelerado comenté el acontecimiento a mis papás y salí disparada. Un tornado de esperanzas y visiones apresuradas de bienestar económico invadió mi completitud física y mental. Tenía que mandar en forma urgente ese correo con mi curriculum.
Las magnitudes físicas vectoriales poseen una direccón, un sentido y una magnitud que las define. Toda esta información es representada mediante un vector; dos vectores son iguales solo si cumplen con las tres condiciones anteriores.
Hace unas horas volví a casa tranquila, planeando tareas domésticas de fin de semana, agotada y con deseos de una siesta. Cumplí todo esto durante la tarde y salí nuevamente a caminar por el centro.
Dentro de mi maxi-bolso descansa completo el suplemento de clasificados sin hojear, supongo que mañana le echaré una mirada.
Abrazos! creo que en un rato vuelvo.
"Que me dure"
05 diciembre 2007
¿Has sentido la necesidad de aferrarte a algo etéreo como un sentimiento o un momento? ¿Y que inevitablemente no puedes? ¿porque es efímero, intocable y volátil?
Eso sentí ayer en la tarde con mis amigos.
Pero no fui la única con ese sentimiento, creo. "Ojalá que me dure", dijimos dos.
Quiero abrazarlo antes que se vuele, quiero afirmarlo con una chinche plástica de color púrpura en el pizarrón de corcho. Meterlo en mi cajita de recuerdos con cachureos antes que se me pierda. Y eso hago mientras dejo este registro, para más adelante cuando las mareas rojas me internen al fondo abisal pensar esperanzada que momentos como los de ayer podrán repetirse y permitirme subir por mi ola hasta su cresta.
Mientras termino de cerrar la idea de esta entrada, el recuerdo de la tarde de ayer descansa en mis piernas cómodo y parece que no quiere salir. Le acaricio la cabecita para que se quede un tiempo más, se enrrosca y sigue durmiendo plácido.
PS: chicos, son adorables!
¿Has sentido la necesidad de aferrarte a algo etéreo como un sentimiento o un momento? ¿Y que inevitablemente no puedes? ¿porque es efímero, intocable y volátil?
Eso sentí ayer en la tarde con mis amigos.
Pero no fui la única con ese sentimiento, creo. "Ojalá que me dure", dijimos dos.
Quiero abrazarlo antes que se vuele, quiero afirmarlo con una chinche plástica de color púrpura en el pizarrón de corcho. Meterlo en mi cajita de recuerdos con cachureos antes que se me pierda. Y eso hago mientras dejo este registro, para más adelante cuando las mareas rojas me internen al fondo abisal pensar esperanzada que momentos como los de ayer podrán repetirse y permitirme subir por mi ola hasta su cresta.
Mientras termino de cerrar la idea de esta entrada, el recuerdo de la tarde de ayer descansa en mis piernas cómodo y parece que no quiere salir. Le acaricio la cabecita para que se quede un tiempo más, se enrrosca y sigue durmiendo plácido.
PS: chicos, son adorables!
Salud por Luis
13 marzo 2008
Aquella tarde salimos a disfrutar de las últimas noches de verano. Fuimos a un bar. Yo llegué primero y me senté en la única mesa vacía que quedaba en la vereda. Mientras escuchaba a Jamie, esperaba a mi amiga que llegara de su trabajo.
Junto a mi había otra donde estaban sentados cuatro varones que promediaban los 35 años. Uno de ellos tenía acento español, otro portorriqueño. A pesar de tener los auriculares puestos podía escuchar la charla.
Me invitaron un trago que recibí un poco desconfiada pero simulando amabilidad. Me preguntaron si estaba sola o esperando a alguien. Pronto llegó mi amiga y nos pusimos al dia de nuestras vidas mientras tomábamos una cerveza.
El jolgorio en la mesa de al lado iba aumentando, hubo unas 4 rondas de tragos. Todos los brindis eran a la salud de Luis. Minutos después estuvimos conversando con ellos y terminamos juntando las mesas.
Uno de ellos, el de acento similar a portorriqueño y llamado Luis, había llegado de Sudáfrica la semana pasada (pero era valletano), dos eran policías federales y técnicos químicos, otro español.
Seguimos charlando y el siguiente brindis fue a salud de Luis, todos de pie y ceremoniales bebimos al seco un shot de "Bob Marley". Pronto todos abrazaron cariñosamente a Luis, volviéndose a repetir la situación anterior de brindis.
Nos sentamos y el "sudafricano" comentó que su papá (también llamado Luis) había fallecido la semana pasada. Todos sus amigos habían venido de distintos lugares con motivo del funeral a acompañarlo.
Comprendí que a salud de "aquel" Luis eran los brindis. La noche continuó agradable entre charlas y tragos.
Me conmovió aquella situación porque pude descubrir rasgos de camaradería en aquellos hombres, también de afecto, complicidad y generosidad.
La noche terminó temprano para nosotras, ellos siguieron la jornada con rumbo desconocido.
Aquella tarde salimos a disfrutar de las últimas noches de verano. Fuimos a un bar. Yo llegué primero y me senté en la única mesa vacía que quedaba en la vereda. Mientras escuchaba a Jamie, esperaba a mi amiga que llegara de su trabajo.
Junto a mi había otra donde estaban sentados cuatro varones que promediaban los 35 años. Uno de ellos tenía acento español, otro portorriqueño. A pesar de tener los auriculares puestos podía escuchar la charla.
Me invitaron un trago que recibí un poco desconfiada pero simulando amabilidad. Me preguntaron si estaba sola o esperando a alguien. Pronto llegó mi amiga y nos pusimos al dia de nuestras vidas mientras tomábamos una cerveza.
El jolgorio en la mesa de al lado iba aumentando, hubo unas 4 rondas de tragos. Todos los brindis eran a la salud de Luis. Minutos después estuvimos conversando con ellos y terminamos juntando las mesas.
Uno de ellos, el de acento similar a portorriqueño y llamado Luis, había llegado de Sudáfrica la semana pasada (pero era valletano), dos eran policías federales y técnicos químicos, otro español.
Seguimos charlando y el siguiente brindis fue a salud de Luis, todos de pie y ceremoniales bebimos al seco un shot de "Bob Marley". Pronto todos abrazaron cariñosamente a Luis, volviéndose a repetir la situación anterior de brindis.
Nos sentamos y el "sudafricano" comentó que su papá (también llamado Luis) había fallecido la semana pasada. Todos sus amigos habían venido de distintos lugares con motivo del funeral a acompañarlo.
Comprendí que a salud de "aquel" Luis eran los brindis. La noche continuó agradable entre charlas y tragos.
Me conmovió aquella situación porque pude descubrir rasgos de camaradería en aquellos hombres, también de afecto, complicidad y generosidad.
La noche terminó temprano para nosotras, ellos siguieron la jornada con rumbo desconocido.
Teletón
03 diciembre 2007
Hola a todos:
este fin de semana tuve la dosis de lo que tanto necesitaba: paz, quietud, arrumacos y mimos familiares, televisión y muuuuchas horas de sueño merecidas. El viernes me quedé a dormir en lo de mis papás con la excusa de juntarnos a ver la Teletón (una maratón televisiva con fines solidarios que se realiza en Chile) y aproveché de querer y hacerme querer.
Fue muy agradable, comimos juntos (cena y almuerzo al día siguiente) y vimos el programa, que dura 27 horas. En total debo haberle visto diez horas nomás, pero fue suficiente.
Toing! cuando me acordé que viendo la Teletón no paro de llorar pensé, pero qué masoquista. Es que para motivar el aporte de las personas aparecen múltiples historias de vida de personas discapacitadas y familiares. Pero ya estaba destinada a lavarme la cara varias veces en el día y a moquear seguidito.
Lo lindo es que no era la única así que no me sentía mal. Tres moqueando, es menos ridículo que uno solo?? No sé.
Finalmente pienso que no es masoquismo una ración de sentimientos empáticos.
También pensé muchas veces en Benjamito que viene y crece rapidito en la panza de Lu. Nadie más lo mencionó, pero estoy segurísima, de no haber sido la única con ese pensamiento. Las tripas se me retuercen de pensar cualquier cosa fea, respiro hondo y pienso que está todo normal y no hay motivos para tener miedo.
Me sorpenden estos temores, me agradan por ser novedosos. Reafirman y fortalecen nuestros cariños y nos hacen más Vera Macaya que nunca.
Un abrazo mis queridos, no he visto las estadísticas, pero llevamos muchísimas visitas.
Hola a todos:
este fin de semana tuve la dosis de lo que tanto necesitaba: paz, quietud, arrumacos y mimos familiares, televisión y muuuuchas horas de sueño merecidas. El viernes me quedé a dormir en lo de mis papás con la excusa de juntarnos a ver la Teletón (una maratón televisiva con fines solidarios que se realiza en Chile) y aproveché de querer y hacerme querer.
Fue muy agradable, comimos juntos (cena y almuerzo al día siguiente) y vimos el programa, que dura 27 horas. En total debo haberle visto diez horas nomás, pero fue suficiente.
Toing! cuando me acordé que viendo la Teletón no paro de llorar pensé, pero qué masoquista. Es que para motivar el aporte de las personas aparecen múltiples historias de vida de personas discapacitadas y familiares. Pero ya estaba destinada a lavarme la cara varias veces en el día y a moquear seguidito.
Lo lindo es que no era la única así que no me sentía mal. Tres moqueando, es menos ridículo que uno solo?? No sé.
Finalmente pienso que no es masoquismo una ración de sentimientos empáticos.
También pensé muchas veces en Benjamito que viene y crece rapidito en la panza de Lu. Nadie más lo mencionó, pero estoy segurísima, de no haber sido la única con ese pensamiento. Las tripas se me retuercen de pensar cualquier cosa fea, respiro hondo y pienso que está todo normal y no hay motivos para tener miedo.
Me sorpenden estos temores, me agradan por ser novedosos. Reafirman y fortalecen nuestros cariños y nos hacen más Vera Macaya que nunca.
Un abrazo mis queridos, no he visto las estadísticas, pero llevamos muchísimas visitas.
Un hallazgo mental
27 diciembre 2007
He descubierto cómo aflora mi instinto de regurgitación de ideas. Sucede cuando me detengo, pero mentalmente, no físicamente. Primero pierdo el foco, luego se nublan los ojos y se vuelven húmedos.
Acto seguido pego, corto, acomodo, encolo y armo frases, términos, historias, detalles....adornos verbales.
Al final termino escribiéndoles lo que formé en la cabeza y lo que de a poquito va soltando corazón. Cuando siento la necesidad de apoyar lo que pienso, fundamento con bibliografía que he leído o que busco.
Es interesante para mí mantener este blog, me motiva a seguir analizando mientras puedo. También a saber más sobre algunas cuestiones novedosas para mí y a afianzar viejas cuestiones....o a refutar otras. Renueva mi espíritu creativo, dibujo con palabras y no sabía que era tan fácil!!! Me encanta mezclar los colores de la ciencia, con los sentimientos, con las percepciones, con las fantasías y los recuerdos.
Bueno chicos, primer entrada de hoy, ya tengo algo más para contarles, en un rato lo armo.
He descubierto cómo aflora mi instinto de regurgitación de ideas. Sucede cuando me detengo, pero mentalmente, no físicamente. Primero pierdo el foco, luego se nublan los ojos y se vuelven húmedos.
Acto seguido pego, corto, acomodo, encolo y armo frases, términos, historias, detalles....adornos verbales.
Al final termino escribiéndoles lo que formé en la cabeza y lo que de a poquito va soltando corazón. Cuando siento la necesidad de apoyar lo que pienso, fundamento con bibliografía que he leído o que busco.
Es interesante para mí mantener este blog, me motiva a seguir analizando mientras puedo. También a saber más sobre algunas cuestiones novedosas para mí y a afianzar viejas cuestiones....o a refutar otras. Renueva mi espíritu creativo, dibujo con palabras y no sabía que era tan fácil!!! Me encanta mezclar los colores de la ciencia, con los sentimientos, con las percepciones, con las fantasías y los recuerdos.
Bueno chicos, primer entrada de hoy, ya tengo algo más para contarles, en un rato lo armo.
El manto de silencio
28 noviembre 2007
El tiempo cura las heridas y cubre las historias pasadas con un manto. Un manto sin inscripciones, sin colores y opaco. Cubre los muebles en la mudanza y los resguarda del polvo de los cambios. Preserva lo que hay debajo interponiéndose como barrera.
Has visto casas abandonadas en alguna película? Sus muebles también han quedado cubiertos por estas telas, pero ha pasado tanto tiempo que el polvo de todas formas traspasó los tejidos.
Agradezco mis mantos de silencio. Estos han sido respetados, aceptaron no levantarlos durante mis mudanzas. Los muebles intactos fueron descubiertos, limpios. Las estructuras en vez de descolarse se reafirmaron. Los lustraré para que se mantengan bonitos, compraré adornos para remozarlos y adornen mi nueva casa.
Mis queridos, los muebles soy YO. En cada mudanza notoriamente, hubo una NUEVA CASA.
Un abrazo.
Diana
PS: en la realidad me he mudado 13 veces. En lo espiritual: dos.
El tiempo cura las heridas y cubre las historias pasadas con un manto. Un manto sin inscripciones, sin colores y opaco. Cubre los muebles en la mudanza y los resguarda del polvo de los cambios. Preserva lo que hay debajo interponiéndose como barrera.
Has visto casas abandonadas en alguna película? Sus muebles también han quedado cubiertos por estas telas, pero ha pasado tanto tiempo que el polvo de todas formas traspasó los tejidos.
Agradezco mis mantos de silencio. Estos han sido respetados, aceptaron no levantarlos durante mis mudanzas. Los muebles intactos fueron descubiertos, limpios. Las estructuras en vez de descolarse se reafirmaron. Los lustraré para que se mantengan bonitos, compraré adornos para remozarlos y adornen mi nueva casa.
Mis queridos, los muebles soy YO. En cada mudanza notoriamente, hubo una NUEVA CASA.
Un abrazo.
Diana
PS: en la realidad me he mudado 13 veces. En lo espiritual: dos.
Un príncipe azul
15 octubre 2007
Esa noche caminaba a Confluencia apurada, todavía con el alma fresca por la jornada anterior. Analiza que te analiza, con la cabeza a mil revoluciones por minuto y las piernas con vida propia. Los ojos hinchados y el corazón mellado. Poco registro del entorno.
Un hombre de pronto se adelantó a mi caminata y siguió delante mío al menos unas cuatro cuadras, era atractivo y joven pude ver. Mas o menos de mi estatura, se dió vuelta un par de veces y me miró. Seguí caminando, como si nada. Luego de la cuarta cuadra y unas dos volteadas de cabeza más empecé a preocuparme y aceleré el tranco. Pude adelantarlo, pero justo cuando estaba a su lado se acercó y me habló. No sé qué piropo dijo ¿o grosería?
Me asusté y pegué una carrera. De repente por la calle pasó quien podría salvarme, en su fastuoso auto nuevo. Justo había semáforo en rojo unas cuadras después así que aceleré, hasta que hubo luz verde y no podía hacer ya nada más. El auto avanzó y el chofer no se dió por aludido.
Miré hacia atrás agitada, me había alejado al menos tres cuadras del tipo del "improperio", así que estaba a salvo porque no se veía.
La niñita asustadiza llegó a su destino, aún le temblaban las piernas. Quien le abrió la puerta fue un bello y guapo príncipe, de barba canosa, alto pero algo encorvado y muy delgado, la recibió con un beso en la mejilla. Desconocía que unos minutos atrás la había salvado de las fauces de un monstruo.
Besos a todos!
Esa noche caminaba a Confluencia apurada, todavía con el alma fresca por la jornada anterior. Analiza que te analiza, con la cabeza a mil revoluciones por minuto y las piernas con vida propia. Los ojos hinchados y el corazón mellado. Poco registro del entorno.
Un hombre de pronto se adelantó a mi caminata y siguió delante mío al menos unas cuatro cuadras, era atractivo y joven pude ver. Mas o menos de mi estatura, se dió vuelta un par de veces y me miró. Seguí caminando, como si nada. Luego de la cuarta cuadra y unas dos volteadas de cabeza más empecé a preocuparme y aceleré el tranco. Pude adelantarlo, pero justo cuando estaba a su lado se acercó y me habló. No sé qué piropo dijo ¿o grosería?
Me asusté y pegué una carrera. De repente por la calle pasó quien podría salvarme, en su fastuoso auto nuevo. Justo había semáforo en rojo unas cuadras después así que aceleré, hasta que hubo luz verde y no podía hacer ya nada más. El auto avanzó y el chofer no se dió por aludido.
Miré hacia atrás agitada, me había alejado al menos tres cuadras del tipo del "improperio", así que estaba a salvo porque no se veía.
La niñita asustadiza llegó a su destino, aún le temblaban las piernas. Quien le abrió la puerta fue un bello y guapo príncipe, de barba canosa, alto pero algo encorvado y muy delgado, la recibió con un beso en la mejilla. Desconocía que unos minutos atrás la había salvado de las fauces de un monstruo.
Besos a todos!
Una mañana de feria
22 octubre 2007
El sábado por la mañana decidí dar un paseo por el centro. Ustedes saben, por lo general mis caminatas no tienen sobresaltos, son tranquilas y se vuelven una película en cámara lenta que incluye percepciones de todo tipo.
Mientras me divertía observando el entorno, miles de millones de moles de partículas odoríferas, penetraron por mis narinas. Se quedaron pegadas a las mucosas irrigadas y húmedas.
La conexión fue directa al pasado. Aroma a albahaca, porotos granados, zapallo cremoso, porotos verdes, cebollín y cilantro. Mariscos frescos, chirimoyas y paltas. Mmmmmmmmmmmm! quise oler más y más. Una feria libre en Santiago, un sol velado en parte por el cielo gris, hombros cansados de llevar las bolsas con compras de frutas y verduras. Cara asoleda y hambre.
Así eran los sábados en Grecia y Pedro de Valdivia.
Un sacudón de cabeza y casi me atropellan por caminar por la calle, tumulto, personas que vienen y van, olor a fritura y esa fuente de las bolas con azulejitos. Neuquén, mi lugar en el mundo. La vuelta de obligado.
Cuanta memoria "sentimentaloide" en esta cabecita.
Por qué tanto recuerdo volcado en este blog?? y poco emocionante? porque me permite sentir que aún estoy viva y que este mundo todavía tiene muchas más coincidencias para mostrarme.
Un abrazo!
http://www.rionegro.com.ar/diario/2007/10/21/200710m21s01.php
El sábado por la mañana decidí dar un paseo por el centro. Ustedes saben, por lo general mis caminatas no tienen sobresaltos, son tranquilas y se vuelven una película en cámara lenta que incluye percepciones de todo tipo.
Mientras me divertía observando el entorno, miles de millones de moles de partículas odoríferas, penetraron por mis narinas. Se quedaron pegadas a las mucosas irrigadas y húmedas.
La conexión fue directa al pasado. Aroma a albahaca, porotos granados, zapallo cremoso, porotos verdes, cebollín y cilantro. Mariscos frescos, chirimoyas y paltas. Mmmmmmmmmmmm! quise oler más y más. Una feria libre en Santiago, un sol velado en parte por el cielo gris, hombros cansados de llevar las bolsas con compras de frutas y verduras. Cara asoleda y hambre.
Así eran los sábados en Grecia y Pedro de Valdivia.
Un sacudón de cabeza y casi me atropellan por caminar por la calle, tumulto, personas que vienen y van, olor a fritura y esa fuente de las bolas con azulejitos. Neuquén, mi lugar en el mundo. La vuelta de obligado.
Cuanta memoria "sentimentaloide" en esta cabecita.
Por qué tanto recuerdo volcado en este blog?? y poco emocionante? porque me permite sentir que aún estoy viva y que este mundo todavía tiene muchas más coincidencias para mostrarme.
Un abrazo!
http://www.rionegro.com.ar/diario/2007/10/21/200710m21s01.php
Reciclaje de blogs
Traspasaré post antiguos, de un blog viejo. Tendré mucho tiempo ocioso en casa, creo que esto será algo positivo que puedo hacer.
Espero los disfruten.
Besos
Espero los disfruten.
Besos
domingo, 14 de febrero de 2010
Una reflexión en San Valentín
Hace un tiempo que vengo pensando en cómo es posible que un término o una idea pueda cambiar de significado para mí dependiendo del uso que le dé tal o cual persona.
Este caso es el de la palabra "amante".
Tengo que reconocer que nunca me gustó. Siempre la relacioné con adulterio, o bien con lo clandestino y lo prohibido. Para mí amantes solo eran las personas que se relacionaban a través del sexo. Por favor sepan comprender si mi confesión es ingenua, pero creánme que si lo es. No es pacata (otra palabra que tal vez analice más adelante).
¿Quiénes se convierten en amantes? Aún no lo sé muy bien, pero pareciera que más que definir algo prohibido, define una relación efímera. Amantes son: adolescentes que prueban su primer beso o un hombre y una mujer que deciden refugiarse unas cuantas horas en un motel y luego volver a ver a sus familias después del trabajo. O propios de los amantes serían los jóvenes amores de verano.
Hace unos días entendí (luego de escuchar a alguien importante para mí referirse a una pareja que se besaba en la calle) que ser amante es solo eso, dar amor. O por como suena la palabra "estar dando amor". Comprendí que sencillamente es aquel que ama aunque sea por un corto tiempo, una tarde, un mes o unos cuantos días.
jueves, 14 de enero de 2010
Extraño amor
Llegué a la clase como de costumbre antes de tiempo. Esperé algo de 20 minutos a que iniciara. De a poco fueron llegando algunos compañeros, muy pocos conocidos. Sabía que en mayoría la audencia sería de Filosofía y Humanidades, es que el curso era un optativo y lo había tomado por comodidad ya que era dictado dentro del mismo Campus. También por curiosidad ya que no imaginaba (o de una forma muy superficial) de qué podría tratarse.
Apareció un señor de unos 50 años con un morral de cuero, saco y pantalones de vestir. Mediría un metro setenta, no más. Con mucho pelo en la cara, mucha barba. Moreno. Un poco desgarbado, de ojos lindos y oscuros.
Se sentó cerca mío afuera del aula a esperar el inicio de la clase. Estaba encorvado, en una postura reflexiva, con las piernas cruzadas apoyando el tronco en un codo y una mano cubriéndole la barbilla.
Me habló de algo, no recuerdo bien cuál fue el tema. De una cuestión pasamos a otra. Le llamó mucho la atención que estudiase una ingeniería y confesó que seríamos sus primeros alumnos provenientes de una carrera exacta. Era el profesor.
Disfruté cada cálida clase, aunque admito que no estuve en la Tierra en muchas de ellas. Observé sus delgadas manos, su postura, su sonrisa…y desaparecí del aula muchas veces. Nos imaginé en el sur, en alguna casa cerca de la playa. Leyendo, hablando, retozando. Pasando el tiempo.
Y fue ahí que comencé a escribir para cumplir con los ejercicios argumentativos que nos daba para resolver. En definitiva, ese caballero fue inspirador para mí. Descubrí todo un mundo, otra dimensión más bien: la de las palabras.
Terminé el curso con la segunda nota más alta y unas de las mejores de toda mi carrera. En mi lista de hombres “el profesor” fue uno más de mis amores platónicos.
Apareció un señor de unos 50 años con un morral de cuero, saco y pantalones de vestir. Mediría un metro setenta, no más. Con mucho pelo en la cara, mucha barba. Moreno. Un poco desgarbado, de ojos lindos y oscuros.
Se sentó cerca mío afuera del aula a esperar el inicio de la clase. Estaba encorvado, en una postura reflexiva, con las piernas cruzadas apoyando el tronco en un codo y una mano cubriéndole la barbilla.
Me habló de algo, no recuerdo bien cuál fue el tema. De una cuestión pasamos a otra. Le llamó mucho la atención que estudiase una ingeniería y confesó que seríamos sus primeros alumnos provenientes de una carrera exacta. Era el profesor.
Disfruté cada cálida clase, aunque admito que no estuve en la Tierra en muchas de ellas. Observé sus delgadas manos, su postura, su sonrisa…y desaparecí del aula muchas veces. Nos imaginé en el sur, en alguna casa cerca de la playa. Leyendo, hablando, retozando. Pasando el tiempo.
Y fue ahí que comencé a escribir para cumplir con los ejercicios argumentativos que nos daba para resolver. En definitiva, ese caballero fue inspirador para mí. Descubrí todo un mundo, otra dimensión más bien: la de las palabras.
Terminé el curso con la segunda nota más alta y unas de las mejores de toda mi carrera. En mi lista de hombres “el profesor” fue uno más de mis amores platónicos.
martes, 12 de enero de 2010
Hojarasca
Cuando nadie la ve aprovecha de pisotear las hojas caídas en el suelo del parque, dando pequeños saltos. Adora la sensación de oír el crujido bajo las botas. Los últimos otoños esta visita ha sido obligada.
El año anterior estaba acompañada por su novio. El se cayó en un pozo tapizado por hojarasca quebrando su pierna y a pesar de lo desafortunado del suceso, rieron hasta quedar sin aire.
Este año vino sola, feliz. Hizo trámites en el centro durante la mañana y luego caminó unas cuantas cuadras camino al río. Estuvo unos momentos al sol sintiendo la brisa y mirando los remolinos de tierra y hojas en el suelo.
Mientras observa la gente, las palomas y los bancos, sonríe. Tiene un aspecto aniñado, que le va muy bien con la minifalda y las botas hasta la rodilla. Su sonrisa ilumina su rostro mientras los ojos grandes y brillantes recorren el horizonte.
Ayer lo vió pasar por la ventana con su bolsa de zapatos en la espalda. No se atrevió a salir a la vereda. Aún no sabe su nombre. Hoy lo esperará para verlo pasar.
El año anterior estaba acompañada por su novio. El se cayó en un pozo tapizado por hojarasca quebrando su pierna y a pesar de lo desafortunado del suceso, rieron hasta quedar sin aire.
Este año vino sola, feliz. Hizo trámites en el centro durante la mañana y luego caminó unas cuantas cuadras camino al río. Estuvo unos momentos al sol sintiendo la brisa y mirando los remolinos de tierra y hojas en el suelo.
Mientras observa la gente, las palomas y los bancos, sonríe. Tiene un aspecto aniñado, que le va muy bien con la minifalda y las botas hasta la rodilla. Su sonrisa ilumina su rostro mientras los ojos grandes y brillantes recorren el horizonte.
Ayer lo vió pasar por la ventana con su bolsa de zapatos en la espalda. No se atrevió a salir a la vereda. Aún no sabe su nombre. Hoy lo esperará para verlo pasar.
lunes, 4 de enero de 2010
El edificio
El Padre Belli recorría las instalaciones en ruinas del edificio abandonado de INTA en J.J.Gómez, Río Negro. Con paso cancino observaba cada pared destruida imaginando las épocas en que ese fuera el lugar de encuentro de muchas familias de colonos del Alto Valle del Río Negro. Detrás del religioso caminaba el Cr. Muñecas, miembro de la Fundación Stefenelli. La expresión de ambos era meditabunda. Aquella mañana de noviembre de 2004 la tibieza y luminosidad del ambiente ayudaba a que la espera les fuese un poco más llevadera.
El primer edificio de INTA en el Alto Valle había sido en sus inicios la Escuela Agrícola San José, idea del Padre Alejandro Stefenelli y producto de la obra salesiana de San Miguel. La escuela fue la primera de su tipo en la Patagonia. El edificio fue construido con ladrillos producidos en la misma obra hechos de materiales obtenidos del lugar. La obra se concluyó en 1901. Inicialmente esta había sido emplazada cerca del Río Negro pero fue trasladada debido a una inundación histórica en 1899.
En la escuela confluyeron las labores agrícolas de los vecinos con el quehacer de la obra religiosa. Allí se inició la educación agraria de la región y luego con INTA, la investigación agraria.
En la Experimental Alto Valle (actualmente emplazada sobre la Ruta Nacional nº22) se producía otra espera. Esa mañana los más altos directivos de I NTA, el Ing. Cheppi y el Dr. Boschetto realizarían una visita al terreno junto con el Dr. Magdalena quien era director de la Experimental. La Dra. Rossini miembro de la Fundación Stefenelli y técnica investigadora de la EEA Alto Valle también los acompañaría. Los dos primeros estarían casualmente en la zona ya que en esos días estaba por realizarse la Expo Frutícola 2004. Su llegada era inminente.
El recibimiento a los directivos fue austero pero cordial. La comitiva se dirigió en automóvil hacia la chacra nº 145 donde se encontraban Belli y Muñecas. Si bien Magdalena no es un hombre de fé el respeto que le infundía el Padre Belli era inmenso. Ese hombre austero y sabio generaba atención y encanto en las personas que lo rodeaban. Los que lo conocieron íntimamente lo describen como un cura práctico, concreto, inteligente y tenaz. Llevarle la noticia que su sueño no podría cumplirse no era lo que hubiese preferido hacer esa mañana. Los intentos de remodelar el edificio habían sido impulsados por el religioso, la Fundación Stefenelli e INTA. Se había pedido financiamiento mediante un convenio con Italia pero sin buenos resultados. Recorrieron el predio en silencio.
El Padre les mostró las cabreadas del edificio, que estaban intactas. Según Rossini el Padre siempre hizo hincapié en este punto diciendo: “mientras estén las cabreadas se puede recuperar (…) porque este edificio hay que recuperarlo, es histórico”.
Posteriormente a la recorrida se generó una amena conversación entre Cheppi, Boschetto, Perciavalle y el Padre Belli. Los dos primeros habían sido alumnos de colegios salesianos y el tercero era un gran seguidor de la obra de Don Bosco. Recordaron profesores que resultaron ser amigos del Padre Belli y surgieron algunas anécdotas. Luego, sin embargo, le informaron que no podría llevarse a cabo la remodelación del edificio por no contar con los fondos necesarios. Minutos después los dos grupos abandonaron el lugar con sentido contrario.
Esa mañana trascendió en las memorias del Presidente de INTA y del Director Nacional. No olvidaron al Padre ni tampoco las buenas voluntades de las personas que los acompañaron a la visita.
A principios del año siguiente fue posible obtener algunos fondos de INTA para iniciar una primera etapa de la remodelación. Sorpresivamente unos meses después fue puesta en marcha la priorización por parte de la institución de los Centros de Capacitación No Formal y exitosamente la reconstrucción completa del edificio pudo enmarcarse en esta línea.
La noticia fue informada al Padre por Magdalena y Rossini. Ambos recuerdan el gesto de satisfacción del cura, el rostro tranquilo y alegre por la labor casi concluida. Sin embargo no hizo uso de su elocuencia característica.
Entre los primeros pasos de la remodelación se refaccionó el cerco perimetral, las ventanas fueron tapiadas con ladrillos, se respetaron las series de arcos de medio punto originales que partían radialmente del eje de las ventanas y se construyó un primer piso. El Padre Belli padecía cáncer y en una fase terminal de su enfermedad pudo ver la primer etapa de reconstrucción del edificio. Otra mañana tibia pero de principios de 2006 realizó una visita a la obra junto al Ing. Mignon (Director de Regional de INTA Patagonia Norte), Muñecas, Magdalena y el Lic. Rodil. Este se encargó de recorrer el lugar y de documentar el avance de los trabajos tomando algunas fotografías. Realizó unas cuantas y aprovechó de fotografiar al grupo de hombres que conversaban cordialmente en el primer piso.
Cuando volvió a su oficina en la Estación Experimental, revisó las fotografías que había tomado. Encontró una que le provocó un escalofrío y luego una sonrisa. En la foto grupal un rayo de luz ilumina directamente el cuerpo del Padre quien taciturno observa el lente de la cámara.
El primer edificio de INTA en el Alto Valle había sido en sus inicios la Escuela Agrícola San José, idea del Padre Alejandro Stefenelli y producto de la obra salesiana de San Miguel. La escuela fue la primera de su tipo en la Patagonia. El edificio fue construido con ladrillos producidos en la misma obra hechos de materiales obtenidos del lugar. La obra se concluyó en 1901. Inicialmente esta había sido emplazada cerca del Río Negro pero fue trasladada debido a una inundación histórica en 1899.
En la escuela confluyeron las labores agrícolas de los vecinos con el quehacer de la obra religiosa. Allí se inició la educación agraria de la región y luego con INTA, la investigación agraria.
En la Experimental Alto Valle (actualmente emplazada sobre la Ruta Nacional nº22) se producía otra espera. Esa mañana los más altos directivos de I NTA, el Ing. Cheppi y el Dr. Boschetto realizarían una visita al terreno junto con el Dr. Magdalena quien era director de la Experimental. La Dra. Rossini miembro de la Fundación Stefenelli y técnica investigadora de la EEA Alto Valle también los acompañaría. Los dos primeros estarían casualmente en la zona ya que en esos días estaba por realizarse la Expo Frutícola 2004. Su llegada era inminente.
El recibimiento a los directivos fue austero pero cordial. La comitiva se dirigió en automóvil hacia la chacra nº 145 donde se encontraban Belli y Muñecas. Si bien Magdalena no es un hombre de fé el respeto que le infundía el Padre Belli era inmenso. Ese hombre austero y sabio generaba atención y encanto en las personas que lo rodeaban. Los que lo conocieron íntimamente lo describen como un cura práctico, concreto, inteligente y tenaz. Llevarle la noticia que su sueño no podría cumplirse no era lo que hubiese preferido hacer esa mañana. Los intentos de remodelar el edificio habían sido impulsados por el religioso, la Fundación Stefenelli e INTA. Se había pedido financiamiento mediante un convenio con Italia pero sin buenos resultados. Recorrieron el predio en silencio.
El Padre les mostró las cabreadas del edificio, que estaban intactas. Según Rossini el Padre siempre hizo hincapié en este punto diciendo: “mientras estén las cabreadas se puede recuperar (…) porque este edificio hay que recuperarlo, es histórico”.
Posteriormente a la recorrida se generó una amena conversación entre Cheppi, Boschetto, Perciavalle y el Padre Belli. Los dos primeros habían sido alumnos de colegios salesianos y el tercero era un gran seguidor de la obra de Don Bosco. Recordaron profesores que resultaron ser amigos del Padre Belli y surgieron algunas anécdotas. Luego, sin embargo, le informaron que no podría llevarse a cabo la remodelación del edificio por no contar con los fondos necesarios. Minutos después los dos grupos abandonaron el lugar con sentido contrario.
Esa mañana trascendió en las memorias del Presidente de INTA y del Director Nacional. No olvidaron al Padre ni tampoco las buenas voluntades de las personas que los acompañaron a la visita.
A principios del año siguiente fue posible obtener algunos fondos de INTA para iniciar una primera etapa de la remodelación. Sorpresivamente unos meses después fue puesta en marcha la priorización por parte de la institución de los Centros de Capacitación No Formal y exitosamente la reconstrucción completa del edificio pudo enmarcarse en esta línea.
La noticia fue informada al Padre por Magdalena y Rossini. Ambos recuerdan el gesto de satisfacción del cura, el rostro tranquilo y alegre por la labor casi concluida. Sin embargo no hizo uso de su elocuencia característica.
Entre los primeros pasos de la remodelación se refaccionó el cerco perimetral, las ventanas fueron tapiadas con ladrillos, se respetaron las series de arcos de medio punto originales que partían radialmente del eje de las ventanas y se construyó un primer piso. El Padre Belli padecía cáncer y en una fase terminal de su enfermedad pudo ver la primer etapa de reconstrucción del edificio. Otra mañana tibia pero de principios de 2006 realizó una visita a la obra junto al Ing. Mignon (Director de Regional de INTA Patagonia Norte), Muñecas, Magdalena y el Lic. Rodil. Este se encargó de recorrer el lugar y de documentar el avance de los trabajos tomando algunas fotografías. Realizó unas cuantas y aprovechó de fotografiar al grupo de hombres que conversaban cordialmente en el primer piso.
Cuando volvió a su oficina en la Estación Experimental, revisó las fotografías que había tomado. Encontró una que le provocó un escalofrío y luego una sonrisa. En la foto grupal un rayo de luz ilumina directamente el cuerpo del Padre quien taciturno observa el lente de la cámara.
domingo, 3 de enero de 2010
Paz
La felicidad y la paz están relacionadas, estoy casi segura. Al menos así lo puedo sentir yo misma. Siento que no es necesario simular simpatía ni mostrarme afable o interesante. Mi estado interno es de tanta tranquilidad que me conformo con presentarme tal como me salga.
Mientras caminaba ayer por la tarde pude mirar vidrieras y recorrer locales comerciales sin siquiera apurar un poco el paso. No lo necesitaba. Cuando recordaba que estoy intentando mejorar mi postura enderezaba la espalda, en caso contrario caminaba como me salía. No sé como habrá sido esto, seguro que como siempre durante estos últimos años, encorvando un poco los hombros y echando la cabeza para adelante, en definitiva cero sexy.
Y un poco con esto se relaciona este estado de paz interna. Alguna vez lo describí de la misma forma. No tengo ganas de seducir, ni ganas de buscar ese compañero de los ojos profundamente oscuros pero brillantemente vivos.
Retrocediendo en mi historia intento recordar cómo fueron los primeros momentos con mi primer novio, cómo me comportaba yo por esos tiempos y los comparo con las actitudes que tengo ahora. No recuerdo apuro. Esa necesidad de acabar con mi estado unitario NO EXISTÍA. Todo sucedía lento, sosegado, pausado. ¡Pero excesivamente emocionante!
La caminata de hoy fue extenuante, a pleno rayo de sol, cargando una botella de agua fresca en la mochila. Quería agotarme, para dormir bien por la noche. Hice una parada a la sombra de un árbol. Aproveché de “echarme” en el césped. Odio este término que a veces usa mi mamá pero creo que eso hice, me eché como un perro, sin modales, así nomás.
Descansé un poco y seguí la caminata. ¡NO pensé ni recordé! Por Dios, qué liviana me sentí!
Mientras caminaba ayer por la tarde pude mirar vidrieras y recorrer locales comerciales sin siquiera apurar un poco el paso. No lo necesitaba. Cuando recordaba que estoy intentando mejorar mi postura enderezaba la espalda, en caso contrario caminaba como me salía. No sé como habrá sido esto, seguro que como siempre durante estos últimos años, encorvando un poco los hombros y echando la cabeza para adelante, en definitiva cero sexy.
Y un poco con esto se relaciona este estado de paz interna. Alguna vez lo describí de la misma forma. No tengo ganas de seducir, ni ganas de buscar ese compañero de los ojos profundamente oscuros pero brillantemente vivos.
Retrocediendo en mi historia intento recordar cómo fueron los primeros momentos con mi primer novio, cómo me comportaba yo por esos tiempos y los comparo con las actitudes que tengo ahora. No recuerdo apuro. Esa necesidad de acabar con mi estado unitario NO EXISTÍA. Todo sucedía lento, sosegado, pausado. ¡Pero excesivamente emocionante!
La caminata de hoy fue extenuante, a pleno rayo de sol, cargando una botella de agua fresca en la mochila. Quería agotarme, para dormir bien por la noche. Hice una parada a la sombra de un árbol. Aproveché de “echarme” en el césped. Odio este término que a veces usa mi mamá pero creo que eso hice, me eché como un perro, sin modales, así nomás.
Descansé un poco y seguí la caminata. ¡NO pensé ni recordé! Por Dios, qué liviana me sentí!
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