05 diciembre 2007
¿Has sentido la necesidad de aferrarte a algo etéreo como un sentimiento o un momento? ¿Y que inevitablemente no puedes? ¿porque es efímero, intocable y volátil?
Eso sentí ayer en la tarde con mis amigos.
Pero no fui la única con ese sentimiento, creo. "Ojalá que me dure", dijimos dos.
Quiero abrazarlo antes que se vuele, quiero afirmarlo con una chinche plástica de color púrpura en el pizarrón de corcho. Meterlo en mi cajita de recuerdos con cachureos antes que se me pierda. Y eso hago mientras dejo este registro, para más adelante cuando las mareas rojas me internen al fondo abisal pensar esperanzada que momentos como los de ayer podrán repetirse y permitirme subir por mi ola hasta su cresta.
Mientras termino de cerrar la idea de esta entrada, el recuerdo de la tarde de ayer descansa en mis piernas cómodo y parece que no quiere salir. Le acaricio la cabecita para que se quede un tiempo más, se enrrosca y sigue durmiendo plácido.
PS: chicos, son adorables!
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