Cuando me refiero a amor, pienso en todos sus tipos. Erich Fromm describe cuatro: el fraternal, maternal, erótico y el religioso. De a poco, este blog se va llenando de historias que intentan abarcar a todos.

viernes, 31 de julio de 2009

Poesía llana y terrenal

Hola!
este es un poema que me gustó mucho y quiero compartir con uds.

Desde los afectos

¿Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo?
Que uno tiene que buscarlo y dárselo…
Que nadie establece normas, salvo la vida…
Que la vida sin ciertas normas pierde formas…
Que la forma no se pierde con abrirnos…
Que abrirnos no es amar indiscriminadamente…
Que no está prohibido amar…
Que también se puede odiar…
Que la agresión porque sí, hiere mucho…
Que las heridas se cierran…
Que las puertas no deben cerrarse…
Que la mayor puerta es el afecto…
Que los afectos, nos definen…
Que definirse no es remar contra la corriente…
Que no cuanto más fuerte se hace el trazo, más se dibuja…
Que negar palabras, es abrir distancias…
Que encontrarse es muy hermoso…
Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida…
Que la vida parte del sexo…
Que el por qué de los niños, tiene su por qué…
Que querer saber de alguien, no es sólo curiosidad…
Que saber todo de todos, es curiosidad malsana…
Que nunca está de más agradecer…
Que autodeterminación no es hacer las cosas solo…
Que nadie quiere estar solo…
Que para no estar solo hay que dar…
Que para dar, debemos recibir antes…
Que para que nos den también hay que saber pedir…
Que saber pedir no es regalarse…
Que regalarse en definitiva no es quererse…
Que para que nos quieran debemos demostrar qué somos…
Que para que alguien sea, hay que ayudarlo…
Que ayudar es poder alentar y apoyar…
Que adular no es apoyar…
Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara…
Que las cosas cara a cara son honestas…
Que nadie es honesto porque no robe…
Que cuando no hay placer en las cosas no se está viviendo…
Que para sentir la vida hay que olvidarse que existe la muerte…
Que se puede estar muerto en vida..
Que se siente con el cuerpo y la mente…
Que con los oídos se escucha…
Que cuesta ser sensible y no herirse…
Que herirse no es desangrarse…
Que para no ser heridos levantamos muros…
Que sería mejor construir puentes…
Que sobre ellos se van a la otra orilla y nadie vuelve…
Que volver no implica retroceder…
Que retroceder también puede ser avanzar…
Que no por mucho avanzar se amanece más cerca del sol…
¿Cómo hacerte saber que nadie establece normas, salvo la vida?

Mario Benedetti

lunes, 27 de julio de 2009

Un viejo post

08 septiembre 2007
Crisis

Hola a todos:
esta entrada tiene título desde antes de sentarme a escribir. Porque tengo bien claro qué es lo que estoy viviendo en este momento. Se ha producido una coyuntura importante, precipitada por la situación económica y por decisiones personales tomadas. Por momentos es agobiante y a veces moviliza mis acciones. No es la crisis de los 30, no tiene que ver con un cambio de dígitos.
Llevo elaborando ideas bastante tiempo y en esta Marea Roja anduve silbando bajito desde la última entrada hasta hoy.
Es muy chistoso, a veces no quiero reconocer lo que me pasa... evado el problema y sigo..hasta que la Venusina(1) (que sería yo) decide tomarse su derecho a dejarse llevar por la marea y descender hasta el fondo abisal. Todavía no sé si he tocado el fondo pero en cualquier momento llego, será bueno, después vendrá el ascenso.
Las Mareas Rojas se producen en el mar por un crecimiento abrupto de algas microscópicas (dinoflagelados), de coloración roja. Se generan cuando las condiciones climáticas y ecológicas propician la reproducción de estas algas. Los dinoflagelados contienen toxinas paralizantes que contaminan mariscos que se alimentan de ellas, estos a su vez pueden llegar a producir la muerte en mamíferos que los ingieren.
Siento estar dentro de uno de estos eventos, rodeada de felices dinoflagelados reproduciéndose a mansalva, coloreando el mar y fluoresciendo por las noches. Son bellos, giran y se mueven, andan en trencitos, unos detrás de otros. Pero a la vez dentro suyo y sin querer, reproducen toxinas.
Los problemas se reproducen a diario y en todo aspecto, también lo hacen los sentimientos positivos, los lazos afectivos y el amor a la vida. Creo que en mi marea propia preferiría que no existiesen las microalgas tóxicas, pero la realidad es que están ahí y se notan. El vaivén del oceáno tampoco me gusta mucho, ya saben que sufro de mareos. Quiero comenzar rápido el ascenso por la columna de agua.

Las Mareas Rojas tienen un comportamiento cíclico, luego de un "bloom" comienza una lisis masiva de microalgas y se produce el decaimiento de la población.

Besos a todos


(1)John Gray. "Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus".

Proliferación Masiva Mental

...y me inventé un nuevo término para describir esta etapa por la que paso cada tanto. En aquel blog que les había comentado vacié hace un tiempo, describía algo similar, pero haciendo alegoría a las mareas.
Esta es una sensación tranquila que surge de un análisis poco conciente que a veces me lleva meses y otras solo horas. Lo disfruto porque deja que exorcise muchas ideas y complicaciones de la vida diaria. Disfrutaré este estado mental.
En la próxima entrada, les dejaré el post con este estado que pude notar hace un tiempo.

viernes, 24 de julio de 2009

Porrazos inevitables

Cada vez que caigo pienso cuantas veces más me podré levantar. Cuántas veces más voy a dejar que me hieran, cuantas más voy a perdonar. Y cada vez que me levanto lo hago con la esperanza que esto no volverá a suceder. Que esta vez es la vez, que esta amistad es mejor que las anteriores, que este amor es verdadero…y duradero. Pero no sucede. Ni la última caída es la caída, ni la última vez que me levanté pude mantenerme erguida por siempre.
Seguramente mi vida no es más difícil que la del resto de las personas, pero estoy segura que mucho más fácil que la de algunos. Pero me cuesta. Me cuesta no compararme y sacar energías de donde no tengo para empezar cada mañana. Me duele sonreír y hablar pausado. Me duele oír a mis agresores y leer a mis enemigos.
Alguna vez una persona me dijo que la clave era no mostrarse uno tal como es. Dejar cartas guardadas bajo la manga, ¿y cómo se hace esto? Si a mi el amor se me sale por los ojos y las sensaciones se me meten hasta por debajo de las uñas. No puedo. Cambiar no es fácil y casi imposible cambiar al resto.
Me quedaré pensando cómo salir de esta y si realmente vale la pena salir. Por lo pronto me siento más aliviada después de haber escrito lo que pienso.

martes, 21 de julio de 2009

Cómo truncar una historia de amor

A raíz de una charla que tuve con una prima sobre nuestra historia familiar me quedé pensando en cómo es enormemente fácil truncar una historia de amor y lo que es aún peor perjudicar a generaciones posteriores enteras. En el linaje familiar existe una potencialmente dramática y real. De mi propia cosecha tengo al menos unas 2 para contar. De la cinematografía puedo mencionar las películas “El lector” y “La elegida”.
Pero esta historia como les contaba fue la de mis abuelos. Rosa y Sergio eran dos jóvenes habitantes de Peñaflor, trabajaban en la misma fábrica de calzados del pueblo: Bata. Entre máquinas aparadoras, cortadoras y lijadoras comenzaron un romance cálido, sincero y oculto. Sergio tenía relación con otra muchacha a la que no amaba pero que había reconocido públicamente por provenir ella de una buena familia. Esta relación paralela no impidió que como fruto del amor (el único y verdadero que jamás haya reconocido Rosa) naciese Manuel, mi padre.
Rosa y Sergio siguieron viéndose acompañando el crecimiento de su retoño, durante casi dos años. Luego de este tiempo Marta (mi bisabuela) quién se oponía radicalmente a la relación despojó a Rosa del bebé y la expulsó de la vida de Sergio. El último mandato de la déspota bisabuela fue pedir que por nada del mundo intentase acercarse al niño. Este creció creyendo la versión de su padre y su abuela: que su madre lo había abandonado y no lo amaba. Sin embargo, nunca entendió del todo cómo sucedieron las cosas.
Rosa decidió angustiada y despechada, dejar Peñaflor e ir a instalarse a Talcahuano, al sur de Chile. Ahí tuvo dos parejas. De ambas nacieron varios hijos, entre ellos mi tía Rosario, madre de Rosario hija, la prima con la que tuve la conversación que les comenté al principio. Los familiares con los que mantengo relación estrecha comparten solo la estirpe materna de mi padre.
La abuela confesó a mi prima entre tazas de té y marraquetas con mantequilla que su vida en Talcahuano estuvo muy lejos de ser feliz. Crió prácticamente soltera a sus hijos y aguantó las golpizas y las infidelidades del “hombre”, como llamaba ella a su tercer pareja y único marido, el Sr. Marchant. Del primer hombre con quien vivió en Talcahuano nació Humberto, un apuesto moreno que falleció haciendo el servicio militar en un accidente automovilístico y con quien mi padre mantuvo relación por correspondencia durante algún tiempo.
Para mi papá, la vida tampoco fue fácil. Creció criado bajo los consentimientos y la aprensión excesiva de su mamá Marta. En este transcurso de su vida, sin embargo, aprendió una instintiva forma de amar, sin expresiones de afecto ni relaciones emocionales. Comenzó a trabajar como zapatero remendón a los 11 años y a los 17 ya tenía su propio negocio y trabajadores a su cargo. Tuvo muchas mujeres y él afirma que nunca las buscó pues la seducción no era un arte que dominara con destreza. Las mujeres le llovían del cielo, eran épocas de rock´n roll, chaquetas de cuero y motocicletas. Casi al final de su vida de revoloteos sentimentales, conoció a mi madre, María, una simpática morena de curvas incipientes, ojos brillantemente oscuros y sonrisa generosa.
Durante 25 años lloró el abandono de su madre biológica. Recuerdo escuchar atormentada en mi habitación a mi padre llorar angustiado sumido en borracheras nocturnas interminables.
A los 40 años mi madre pudo convencerlo de retomar contacto con su familia materna y viajar a Talcahuano a buscar a la abuela. No sé de dónde obtuvieron información sobre el domicilio de ella, pues esta era casi inexistente.
Recuerdo ese viaje como si fuera hoy. Cada momento está registrado en mi memoria con sus aromas, el clima, las personas, todas alegres por conocer a Nolito, como le decían.
Encontramos a Rosa sumida en una pobreza extrema, vivía en una oscura pieza hecha de cartones y forrada de plásticos. Estaba en cama pues había sufrido una horrible quemadura en sus piernas. Era una sonriente viejita, de pelo corto y ondulado, coqueta, delgada pero de bonita silueta que temblaba de felicidad cuando observaba a su hijo mientras lo acariciaba en la nuca. Recuerdo a mi padre recibir esas caricias sentado impávido, sin reaccionar, con su cabeza gacha y también que tomamos mucho té. Mi hermano y yo jugamos libremente horas eternas en un arenal, acompañados de Bonyita (Rosario) una niña muy bonita y amigable, de tonos mucho más claros que los míos y ojitos sonrientes. En esos momentos imagino que los “grandes” se pondrían al día de sus historias de los últimos casi 30 años.
El abuelo Sergio falleció transitando su cuarta década de vida afectado por un cáncer de estómago fulminante cerca del final de la década del 70. La bisabuela Marta falleció enferma de una diabetes mal llevada unos meses antes de mi nacimiento. Dudo que haya sido conciente del mal que provocó en las almas de Rosa y mi padre.
Él aún llora por las noches, no sabemos por qué. Pienso que pese a los esfuerzos personales de todos nosotros y de él mismo por recuperar sus vínculos familiares el daño no fue saneado nunca.
La abuela Rosa falleció hace 3 años víctima de cáncer de pulmón. En sus últimas confesiones pudo transmitirle a Rosario que recordaba con mucho amor a Sergio, con los ojos brillantes y sonrientes. Espero que hayan podido encontrarse en el Cielo y que disfruten de sus compañías.
Por aquí en la Tierra todavía ronda el alma perdida en vida de Elsa, la muchacha de buena posición con quien Sergio se casó. Su vida, sin embargo, tampoco ha sido feliz.

Rellenando intersticios

No sé por qué decidí vaciar muchos recovecos de mi historia. Muchísimos para mi gusto. Antiguos amores (platónicos y reales), antiguos amigos, ex compañeros de universidad, ex parejas. Creo que fue en parte una forma de superar los malos ratos: desengaños amorosos, desencuentros ideológicos, rupturas abruptas.
Con el paso del tiempo, y esta idea ya la había volcado en un blog que he vaciado hace poco, me he dado cuenta que no tiene fundamento seguir negando, que aquellas personas significaron mucho en mi vida, de manera positiva y negativa. A veces alternando entre una y otras y también en ambas formas a la vez.
Hoy me encuentro rellenado esos espacios. El contenido que ubico es en algunos casos el mismo que saqué en el pasado, y en otros, una versión mejorada. Creo (tal vez estoy pensando muy positivamente) que nadie está peor.
Comparto con ustedes dos historias que me llenaron el corazón de alegría. Se trata de dos amigas que dejé de ver. Una por haber vuelto a su Guatemala natal y otra por mi regreso a Argentina. Mirando sus Facebook me enteré que ambas se han casado con sus novios de juventud, aquellos de los que escuché afanada hermosas historias de amor y posteriormente de desamor.
Dudo que esto signifique algo o marque una tendencia pero no deja de sorprenderme. Creo que puedo reafirmar mi idea sobre que no todo está escrito ya que la vida puede girar en sentidos insospechados.
Pienso que si no hubiese hurgado un poco en mi pasado, estos descubrimientos (y muchos otros más) no podría haberlos hecho.