Cuando me refiero a amor, pienso en todos sus tipos. Erich Fromm describe cuatro: el fraternal, maternal, erótico y el religioso. De a poco, este blog se va llenando de historias que intentan abarcar a todos.

viernes, 31 de mayo de 2013

Rompecorazones

A veces, entro en períodos de larga y profunda revisión de mi pasado. Hoy, es un día de esos. Y si bien esta idea ya revoloteaba mi cabeza hace un tiempo, hasta ahora no pude escribirla.
Por alguna razón, a los adultos varones de mi familia y también a los allegados les gustaba hablarme, decirme cosas, como anticiparme qué sucedería con mi vida en el futuro cuando "fuese grande". Con qué animo o intención no lo sé, porque recuerdo que estas charlas que eran más bien monólogos comenzaron cuando yo tendría unos ocho años.

Que sería terrible, que sería alta como mi padre, que esto que aquello. De estos vaticinios pocos se cumplieron y muchos, como el que motiva la entrada, no los entendí de niña. Es gracioso, a veces veo repetir esa imagen, niñitas o adolescentes que con una sonrisa en la cara reciben esos: ¿piropos? complacidas.

En varias oportunidades me dijeron "cuando seas grande vas a romper corazones", y poniéndome en el lugar de quien termina con un corazón roto provocarlo no me parece ningún mérito. No es más mujer ni más exitosa aquella (o aquel) que anda por la vida provocando roturas cardíacas, aunque sean momentáneas o de poca envergadura, porque si uno tiene el poder de conectarse con el alma de otro, es mejor que sea para acariciarle, para escucharle, para engrandecerle o por último para acompañarle por un momento y luego dejarle ir libre por la vida.

viernes, 17 de mayo de 2013

"Delgada capa de amor" de Claudio Andrade

¡Buen día! les quiero dejar este poema de Claudio Andrade, es un periodista del Diario Río Negro, fue publicado en su blog Mediomundo. Su mensaje me llegó profundo, y quiero compartirlo con ustedes. La última novedad en cuanto a lo personal (por lo que he leído en sus blogs) es que vive en el sur de Chile. Me gustaría saber si con "el país de los samurais" se refiere a eso o no, pues...si puedo lo averiguaré.


 
Delgada capa de amor

La secuencia de nuestros corazones lo dirá.
Qué es cierto. Qué no.
Todo es mucho más difícil de lo que parece.
Un beso que prometes pero que no llega.
Una carta que se pierde en el medio del mar.
No dejas el amor, aunque lo desestimas o te deja,
sino los reflejos del amor, sus proyecciones remotas.
Porque sigues amando. Sigues ilusionando tu alma
con paisajes lejanos.
Pero en este intercambio de egos y aromas sólo vale el viaje.
Sólo importa andar.
Los dolores en la planta de los pies serán tu indicador.
Tu brújula. Tu aproximación al norte.
¿Llueve?
No, aquí nadie llora demasiado, en el país de los samurais
aprietas y callas.
La delgada capa de nada que separa la sonrisa del abismo
es, en verdad, el reflejo de uno de nuestros hemisferios.
Su contextura.
El otro, está hecho de voluntad y de sueños

domingo, 12 de mayo de 2013

No llevo un manual de instrucciones

No es la primera vez que alguien intenta decirme, no de esta forma pero casi, que por la sonrisa que llevo en la cara debo haberla pasado muy bien en la vida. O mejor dicho que pareciera que la vida me ha tratado muy bien.
Y aunque yo no suelo explicarme ni mucho menos justificarme con este post intento algo, si. Las personas que en verdad conocen mi vida nunca, criticaron mi sonrisa. Parece que para algunos desconocidos hay algo que les resulta incómodo.
Yo soy una mujer que mira a los ojos, que escucha y empatiza con lo que le cuentan. Que dedica tiempo a las personas y a los afanes que quiere. Sin reproches si no obtiene lo mismo de la otra parte. Que admite que está triste cuando lo está y no se ríe de ello, sino que intenta conectarse con esa tristeza a como dé lugar, porque de esa tristeza, después de un tiempo, salen al menos, reflexiones o experiencias.
Mi cara refleja cómo me tomo la vida, no lo que he vivido. Porque las vivencias son pasado y la cara, siempre, mira hacia adelante.


"Las personas que son felices hoy en su lugar no son aquellas que no tienen problemas, porque ese ser humano no ha nacido ni va a nacer. La gente que está feliz es la que decidió levantarse hoy en la mañana con una sonrisa inmensa en los labios y una pena gigante en el alma, lo cual refleja, en el fondo, un tema de actitud más que de realidades concretas, donde el disfrute de lo cotidiano pasa más por la mirada que tenemos frente a las cosas que por la objetividad de los hechos".

Pilar Sordo, "Bienvenido dolor"

jueves, 9 de mayo de 2013

"¿Y Cristo, qué opina de tu vida?"

Si alguien me cruza por el centro sonriéndole a la nada o por echarme sobre un banco toda despatarrada con varias bolsas de compras al lado, tiene dos opciones: saludarme o no. Porque seguro no estaré en este planeta, seguramente en ese momento ando tratando de evadirme. Reciclando mi alma.
Así me encontró ella esa noche, en frente de la Catedral, hace muy poco, un fin de semana atrás. Se me acercó con un folleto y con la idea de hacerme llenar un formulario sobre una lista de 10 deseos para mi vida. La bufanda le daba como tres vueltas al cuello. Hacía frío esa noche y con su abordaje, logró sacarme del limbo donde me estaba metiendo.
Bonita, dulce, jovencísima. Educada. No me dijo mucho sobre ella pero pude descubrir que era de la Iglesia Bautista, y no pregunté mucho más pero casi que intuí que se casaría pronto. Se llamaba Jose. Yo también me presenté. Me abordó mostrando esa exquisita soberbia intelectual de la juventud.
Yo fui un poco soberbia también, a sus persuasivas frases respondí varias veces con el mismo "si, yo fui al AMEN también", e "iba a la iglesia".
A la segunda vez que ella osó decirme "entonces no tengo que decirte nada porque vos conocés al señor" yo contesté, "lo conozco, y vivo con él. Pero no voy a la iglesia, porque la iglesia no cuadra con la forma de vida que llevo, y estoy feliz con mi vida".

Se rascó la cabeza y embistió con un "y Cristo, ¿qué opina de tu vida?" a lo que respondí, "no tengo ni la más pálida idea". "Bueno" dijo, "Guacolda, te deseo lo mejor, yo voy a seguir con esto" y batió los formularios. Se despidió con un beso en mi mejilla, cálido. A unos metros, había una parejita besándose en otro banco, para allá fue ella, obstinada, decidida.
 

viernes, 3 de mayo de 2013

Ofrenda

Hoy sin querer, me encontré al otoño en la calle. En las chacras y en el alma. Desnudando a los árboles, renovando un ciclo y preparando todo lo vivo para que duerma durante el invierno, tranquilo. Para que en la fría tregua de seis meses, todo se recicle, y luego florezca con nuevos bríos y fructifique.

Antes de dejar caer sus hojas, los árboles hacen una ofrenda al sol mostrándole los mismos colores que él les regaló durante la primavera y durante el verano. Amarillos refulgentes de mañana tibia y rojos anaranjados de atardecer caliente.
Con este tributo saludan, se despiden y esperan finalmente al viento.

“Todas las hojas son del viento ya que las mueve hasta la muerte, todas las hojas son del viento, menos la luz del sol.” L.A. Spinetta