Cuando me refiero a amor, pienso en todos sus tipos. Erich Fromm describe cuatro: el fraternal, maternal, erótico y el religioso. De a poco, este blog se va llenando de historias que intentan abarcar a todos.

domingo, 12 de mayo de 2013

No llevo un manual de instrucciones

No es la primera vez que alguien intenta decirme, no de esta forma pero casi, que por la sonrisa que llevo en la cara debo haberla pasado muy bien en la vida. O mejor dicho que pareciera que la vida me ha tratado muy bien.
Y aunque yo no suelo explicarme ni mucho menos justificarme con este post intento algo, si. Las personas que en verdad conocen mi vida nunca, criticaron mi sonrisa. Parece que para algunos desconocidos hay algo que les resulta incómodo.
Yo soy una mujer que mira a los ojos, que escucha y empatiza con lo que le cuentan. Que dedica tiempo a las personas y a los afanes que quiere. Sin reproches si no obtiene lo mismo de la otra parte. Que admite que está triste cuando lo está y no se ríe de ello, sino que intenta conectarse con esa tristeza a como dé lugar, porque de esa tristeza, después de un tiempo, salen al menos, reflexiones o experiencias.
Mi cara refleja cómo me tomo la vida, no lo que he vivido. Porque las vivencias son pasado y la cara, siempre, mira hacia adelante.


"Las personas que son felices hoy en su lugar no son aquellas que no tienen problemas, porque ese ser humano no ha nacido ni va a nacer. La gente que está feliz es la que decidió levantarse hoy en la mañana con una sonrisa inmensa en los labios y una pena gigante en el alma, lo cual refleja, en el fondo, un tema de actitud más que de realidades concretas, donde el disfrute de lo cotidiano pasa más por la mirada que tenemos frente a las cosas que por la objetividad de los hechos".

Pilar Sordo, "Bienvenido dolor"

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