Cuando me refiero a amor, pienso en todos sus tipos. Erich Fromm describe cuatro: el fraternal, maternal, erótico y el religioso. De a poco, este blog se va llenando de historias que intentan abarcar a todos.

lunes, 28 de enero de 2013

Mamushkas

La noción que trato de describir en esta entrada es un poco compleja. Para mí de explicar, al menos. Y sé que es difícil de entender también porque lo he verbalizado en charlas con algunos amigos y no lo han logrado.
A veces siento que la persona que soy coexiste con capas y capas de mujeres del pasado, que también soy yo. No usaré la palabra ERA, porque no es la conjugación del verbo que me sirve. Sigo siendo.
Sé que no está del todo mal este pensamiento porque aparece en la literatura, en el Lobo Estepario de Hermann Hesse y en un libro de Deepak Chopra, Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo.

¿Cuando me doy cuenta? recuerdo cómo en el pasado viví tal o cual situación afectiva  y cómo la vivo hoy. Cómo afronté un contratiempo, qué sentí, qué pensé. ¿Qué hizo esa mujer 5, 10, 15 años atrás? Pues lo que hizo en comparación lo que hace es distinto, sin dudas. Cómo pensó y sintió fué muy similar.
Es que estas capas de mujeres tienen porosidades, no son impermeables, y existe un flujo permanente que interconecta la que hoy es, de la que fué. Se modifican unas a otras, porque hoy, soy capaz de reconocer aspectos de aquellas viejas capas que antes no podía ver.
Y a final de cuentas, voy queriendo más a las viejas Guacoldas, quitándole a muchas las connotaciones negativas que en ese mismo momento me puse a mi misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario