Salir a la orilla para morir llena de aire, esa era una de las ideas que hacía rato rondaba por su cabeza. Cuando se acercaba a la superficie para saborear el que sería el último bichito deglutado cayó en la trampa. El insecto tenía un anzuelo, había olvidado cómo diferenciarlo de los reales tal vez como parte del autoboicot que venía maquinando hacía un tiempo atrás.
Una fuerza inexplicable la tiró para la orilla pero luchó instintivamente con todas sus energías que se extinguieron rápido.Vencida, se dejó arrastrar. Una mano grande le sacó el anzuelo de la boca y la puso en el agua nuevamente.
Volvió a la corriente, pero se quedó ahí. Recordó haber observado cómo otras compañeras una vez que fueron tomadas por la mano no volvieron más al agua. Así que esperó a que el señuelo nuevamente rozara el agua. Y picó. Y esta vez no luchó por ir en contra.
A los pocos minutos estaba nuevamente en el agua, no pudo morirse.
Nota transcripta del autor: "se quería morir y no la dejaron...lo intentó dos veces, estoy seguro que se debe haber arrepentido! jaja. Ahora debe tener unos 4 o 5 k y debe ser la reina de la corredera".
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