Cuando me refiero a amor, pienso en todos sus tipos. Erich Fromm describe cuatro: el fraternal, maternal, erótico y el religioso. De a poco, este blog se va llenando de historias que intentan abarcar a todos.

sábado, 22 de febrero de 2014

Refritando...1, 2, 3

http://www.youtube.com/watch?v=8seZk-B6wCU

Refritando el pasado con una canción actual:

http://elblogdeguacolda.blogspot.com.ar/2012/09/el-asombroso-caso-de-gonzalo-yanez.html

domingo, 9 de febrero de 2014

Juego de espejos (Carta de lectores de Osvaldo Corsino)

Esta entrada está dedicada a los padres y a las hijas. Es el el link de una Carta de Lectores que encontré una noche, sólo algunas atrás (unos meses quizás) cuando intentaba dejar de analizarme, evadirme.
Y así, creyendo que analizaba otras personas me hallé viéndome a mi misma.
Moraleja: tanto padres de niñas y mujeres adultas somos responsables mientras vivamos de modificar y mejorar esta interacción.

http://200.32.2.68/diario/el-vinculo-padre-hija-1431059-9538-cartas.aspx



domingo, 19 de enero de 2014

Bomberos

Sentados en la vereda del almacén toman cerveza con la mirada perdida y la espalda arqueada. Uno de ellos fuma algo parecido a un cigarro y desarma como puede los dreadlocks que asoman debajo del casco. Una atractiva joven se acerca a preguntarles algo y sus relucientes dientes sonrientes contrastan con sus rostros tiznados.
Gesticulan y comentan que el incendio está bajo control. Arranco el auto y les sonrío agitando una mano a aquellos hombres que esa tarde de luna llena fueron héroes.

viernes, 4 de octubre de 2013

De desencuentros y desamor

La charla se ponía cada vez más acalorada, eso me llamó la atención esa tarde en el colectivo en Capital. La pareja que discutía estaba unos asientos más adelante mío. Yo solo podía verles la nuca. Lo raro de la situación es que estaban sentados en asientos separados. El iba adelante y ella en uno detrás. El no volteaa para hablarle, ella mira al piso.
-¡Que ya no soporto más esta situación, me tenés re podrido!
-¿Y qué querés que haga si cuando te hablo no me das ni pelota-mira por la ventanilla y se queda un rato largo así. Luego reanuda la discusión-cada vez que quiero decirte algo siento que te molesto, que lo que digo no importa.
-No aguanto tus reproches, todo el tiempo es lo mismo, reproches...reproches.
-Y bueno, no sé cómo hablarte, qué decirte, para que no te caiga mal.
-¡Entonces por qué no te quedás callada!!!

Diez cuadras después ella pide al chofer bajarse en la próxima parada. Pude ver su rostro: triste, avejentado. Tendría unos 50 años no muy bien llevados, la postura desgarbada no le iba bien con el jean ajustado blanco, el cabello largo y platinado y el bronceado excesivo.
Baja del colectivo y en ese momento el semáforo cambia a rojo. El la vé por la ventanilla, duda, se para, baja, la sigue, la persigue y la abraza.



martes, 4 de junio de 2013

Sofía y Guacolda

Debía comprar un paquete de chancaca para pasar las sopaipillas, pero esa tarde lluviosa el calor húmedo de su casa de madera la invitaba a quedarse ahí, justo ahí, observando a Sofía dormir la siesta en el living. Enrroscada igual que ella al dormir, con las rodillas flexionadas dándole la espalda, como abrazándose a si misma.
La arropó un poquito y salió a mirar las olas que el Pacífico le mostraba esa tarde. Aspiró una bocanada de aire húmedo y salobre. Cuando volvió a entrar, la niña la miraba con sus ojos grandes de sorpresa constante. Incorporándose en el sillón y quitándose las capas de mantas chilotas de encima le dijo: "abuela, ¿quién fue el amor de tu vida?  "
La mujer miró hacia abajo y a la izquierda, y sin querer abrió, no un pasadizo de emociones del pasado, sino una corredera de agua que a borbotones le inundaron el alma. Las primeras palabras salieron atascadas y de a poco se fueron hilando, dándole forma a un relato que hasta a ella misma le dejó sorprendida.
"Tu abuela tuvo mucho amores Sofi, el último fue tu abuelito Marcos, pero el más importante sucedió un tiempo antes. Cuando yo aún trabajaba y tu mamá no había nacido ni en las ideas. Fué un hombre, mucho menor que yo."
-Y abuela, ¿por qué?
-¿Por qué, qué? preguntó la mujer. Sonrriendo.
-¿Por qué fué el amor de tu vida? ¿Estuvieron mucho tiempo juntos abuela?
-Porque me devolvió eso, el amor y la vida. Solo pasamos juntos una noche y una mañana sin desayuno.
La mujer, tuvo que hacer uso de su retórica empolvada para explicar lo que significaba para ella esa frase.
"Imaginate que un día, sales de paseo con Jack al pueblo, y en un momento pierdes de vista al cachorrito. Desaparece y no encuentras ni rastros de él. Luego de buscarlo por horas y preguntarle a la gente si lo ha visto, vuelves sin novedades a tu casa, triste, cansada. Pronto comienzas a extrañar a Jack, pero luego te haces a la idea que él no volverá. Los días van borrando las imágenes de ti junto al perrito felices.
Un día justo cuando no lo esperabas, un señor trae a Jack de vuelta a casa, lo ves a través del ventanal abriendo la tranquera del patio. El lo encuentra en otra casa donde lo habían estado alimentando, pero reconoce al cachorro por las fotos que pegaste en los postes de luz del centro.
Nuevamente, juegas, corres y pasas el tiempo con el perrito, que pensaste no volverías a ver nunca más. Pero reconoces que algo ha cambiado, en ese tiempo que lo buscaste, tú te reinventaste, y el cachorro ganó peso, las patas y las orejas se le alargaron. Ya no es más la cría torpe y desprotegida que se perdió entre el tumulto aquella tarde en el centro. El señor que trajo a Jack en esta historia fue para mi ese hombre que devolvió el amor a mi vida".

Sofía pareció entender la historia. Se quedó tranquila y meditativa pero la anciana tuvo que voltearse a mirar por la ventana y darle la espalda, para que la niña no la viera llorando lagrimones pesados y densos llenos de nostalgia por ese hombre-niño, que sin saberlo devolvió a su vida el sexo, el disfrute, la pasión, el dulzor húmedo de un cortejo y junto con ello la confusión, el deseo, la represión y el asombro de estar sintiendo (y dando) un amor profundo sin intereses de ningún tipo.



viernes, 31 de mayo de 2013

Rompecorazones

A veces, entro en períodos de larga y profunda revisión de mi pasado. Hoy, es un día de esos. Y si bien esta idea ya revoloteaba mi cabeza hace un tiempo, hasta ahora no pude escribirla.
Por alguna razón, a los adultos varones de mi familia y también a los allegados les gustaba hablarme, decirme cosas, como anticiparme qué sucedería con mi vida en el futuro cuando "fuese grande". Con qué animo o intención no lo sé, porque recuerdo que estas charlas que eran más bien monólogos comenzaron cuando yo tendría unos ocho años.

Que sería terrible, que sería alta como mi padre, que esto que aquello. De estos vaticinios pocos se cumplieron y muchos, como el que motiva la entrada, no los entendí de niña. Es gracioso, a veces veo repetir esa imagen, niñitas o adolescentes que con una sonrisa en la cara reciben esos: ¿piropos? complacidas.

En varias oportunidades me dijeron "cuando seas grande vas a romper corazones", y poniéndome en el lugar de quien termina con un corazón roto provocarlo no me parece ningún mérito. No es más mujer ni más exitosa aquella (o aquel) que anda por la vida provocando roturas cardíacas, aunque sean momentáneas o de poca envergadura, porque si uno tiene el poder de conectarse con el alma de otro, es mejor que sea para acariciarle, para escucharle, para engrandecerle o por último para acompañarle por un momento y luego dejarle ir libre por la vida.

viernes, 17 de mayo de 2013

"Delgada capa de amor" de Claudio Andrade

¡Buen día! les quiero dejar este poema de Claudio Andrade, es un periodista del Diario Río Negro, fue publicado en su blog Mediomundo. Su mensaje me llegó profundo, y quiero compartirlo con ustedes. La última novedad en cuanto a lo personal (por lo que he leído en sus blogs) es que vive en el sur de Chile. Me gustaría saber si con "el país de los samurais" se refiere a eso o no, pues...si puedo lo averiguaré.


 
Delgada capa de amor

La secuencia de nuestros corazones lo dirá.
Qué es cierto. Qué no.
Todo es mucho más difícil de lo que parece.
Un beso que prometes pero que no llega.
Una carta que se pierde en el medio del mar.
No dejas el amor, aunque lo desestimas o te deja,
sino los reflejos del amor, sus proyecciones remotas.
Porque sigues amando. Sigues ilusionando tu alma
con paisajes lejanos.
Pero en este intercambio de egos y aromas sólo vale el viaje.
Sólo importa andar.
Los dolores en la planta de los pies serán tu indicador.
Tu brújula. Tu aproximación al norte.
¿Llueve?
No, aquí nadie llora demasiado, en el país de los samurais
aprietas y callas.
La delgada capa de nada que separa la sonrisa del abismo
es, en verdad, el reflejo de uno de nuestros hemisferios.
Su contextura.
El otro, está hecho de voluntad y de sueños