Cómo me gusta ver los rosáceos frutales florecer en esta época del año. Es un verdadero agrado para mí observar los Prunus en flor de las veredas y los primeros ciruelos en las chacras. La imagen majestuosa del blanco y el rosa en contraste con el gris del cemento citadino o el marrón de los árboles aún sin hojas me genera una sensación de paz y contemplación. Un rayo de luz directa aporta magia.
Este es el estado en que me gusta encontrarme, latente, quieta o en movimiento. Alerta: los sonidos, aromas, texturas, colores y formas están ahí, afuera.
Aguardo quieta por el momento. Espero mi sakura tranquila.
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ResponderEliminarQué linda descripción... me transporta a mi niñez, a las fincas de Mendoza, y me imagino caminando entre árboles florecidos.
ResponderEliminar¡Seguí escribiendo!