Escribo desde el dolor.
Veo la imagen que se proyecta en la pantalla de la computadora y me devuelve un rostro hinchado, cansado y triste. Esa soy yo por estos días. No voy a caer en el lugar común de que "oh! esa no soy yo", porque si, por Dios que soy.
Llego a una conclusión, desde donde estoy. El mundo no soporta a la Guacolda sonriente, tranquila, creativa y bondadosa. Es una amenaza, no se a qué, pero lo es.Tampoco a la triste, lo asusta, lo intimida, no le agrada. A ambas la quieren lejos, estorba.
Desde el balcón escucho el sonido de una obra en construcción. Masas, martillos y un canto. No alcanzo a escuchar qué dice el obrero, trabaja y canta. Un cántico que se asemeja a algo tribal, tranquilo, sin un ritmo establecido....horas, así.
Si esta entrada les molesta, lo siento, la vida es dual a veces, las personas también. Pronto, espero volver a escribir cosas más llenas de vida.
Repudiénme, envídienme, aliénenme, quiéranme si gustan. Entiéndame SI PUEDEN, que yo ya empecé a quererme así, triste.
Por estos días la obra en construcción y el canto del obrero me recuerdan que afuera la vida, sigue igual.